Sus reticencias sobre la asociación no son nuevas, pero por primera vez se apoyan en un informe independiente que indica que el comercio entre el bloque europeo y Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, conllevaría a un incremento de la deforestación y de los gases de efecto invernadero. Por ello y para seguir adelante con el tratado, Francia hizo varias “exigencias” a estas naciones latinas, con la pregunta de si Brasil querrá cumplirlas.

En julio de 2019, los agricultores franceses levantaron tractores y palas contra un acuerdo UE-Mercosur que los dejaba a menos en cantidad de producto y ganancia, en comparación con sus pares latinoamericanos.

En agosto de ese año, el presidente Emmanuel Macron amenazó con vetar el acuerdo, entre otras cosas, por los incendios en el Amazonas. Y hoy es Francia el que ocupa titulares al dar su rechazo al tratado de asociación de libre comercio, tras recibir un informe que lo anima a ello.

El informe es de una comisión independiente de expertos que, a petición del Ejecutivo francés, estuvo analizando el impacto del mismo con una conclusión: no es bueno para el medio ambiente. “Es una oportunidad desperdiciada de la Unión Europea −señala la comisión− para obtener garantías medioambientales, sanitarias y sociales”.

¿Cómo sustenta eso? Según el grupo de estudio, el pacto implicaría la deforestación de 700.000 hectáreas en los seis años tras su aplicación, ya que para abastecer el aumento de hasta el 4% de carne bovina destinada a Europa se precisarían zonas de pastoreo extra en el Mercosur (Mercado Común del Sur).

En esta línea señalan que la unión provocaría un aumento de emisiones de gases de efecto invernadero, con un cúmulo que alcanzaría las 6,8 millones de toneladas equivalentes de CO2. Lo que va en contra del propio Acuerdo de París y que además, si se mira solo en términos económicos, las ganancias nunca compensarían dichos costos climáticos, que saldrían a 250 euros la tonelada de carbono.

“El nivel de ambición de este proyecto de acuerdo es insuficiente como herramienta para que nuestros socios comerciales asuman mejor el problema climático y la protección de la biodiversidad, principalmente a través del respeto al Acuerdo de París”, expresó el Gobierno galo.

Pese a su perfil crítico, Francia no es la única nación a la que el pacto no le huele bien. Países Bajos y Austria lo rechazaron en su forma actual. Bélgica, Irlanda y Luxemburgo se mostraron reticentes. Mientras que la canciller alemana, Angela Merkel, expresó “serias dudas” sobre su entrada en vigor.

Redacción
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