En el contexto marcado por tensiones geopolíticas, disputas comerciales y una creciente preocupación por la seguridad económica, Estados Unidos ha comenzado a reconfigurar sus cadenas de suministro globales a través de la estrategia de friendshoring. Este enfoque ha trasladado o diversificado la producción hacia países considerados aliados o políticamente afines, con el objetivo de reducir dependencias estratégicas, especialmente de China, y limitar vulnerabilidades en sectores clave como tecnología, energía y manufactura avanzada.

Estados Unidos y la redefinición de sus cadenas globales
La estrategia estadounidense de friendshoring forma parte de un esfuerzo más amplio para fortalecer su ventaja industrial frente a China y otros competidores estratégicos. Además de medidas como los incentivos del CHIPS and Science Act para impulsar la producción de semiconductores en territorio estadounidense, Washington ha promovido la cooperación con aliados en sectores críticos como minerales, tecnologías avanzadas y manufactura estratégica.
Aunque el enfoque de friendshoring no elimina la participación estadounidense en el comercio global, refleja una reevaluación de riesgos tras interrupciones en las cadenas de suministro durante la pandemia y por tensiones geopolíticas persistentes. Para el gobierno de EE. UU., estrechar lazos productivos con aliados significa reducir exposición a choques externos y fortalecer la estabilidad estratégica de sectores clave.
Europa acelera industrialización y diversificación
La respuesta de la Unión Europea a este entorno global no ha sido simplemente imitar la estrategia estadounidense, sino adaptó sus propias políticas industriales a prioridades geoeconómicas y de resiliencia. Según el Informe del Capgemini Research Institute, tanto organizaciones europeas como estadounidenses están priorizando inversiones de reindustrialización sobre la rentabilidad a corto plazo, y planean emplear friendshoring y otras estrategias de diversificación de cadenas de suministro como herramientas para reducir la dependencia de China y aumentar la resiliencia.

El informe indica que cerca de tres cuartas partes de las empresas encuestadas planean incorporar friendshoring en sus cadenas de suministro en los próximos tres años, como forma de gestionar riesgos comerciales, tensiones tarifarias y disputas políticas internacionales. Este proceso se está produciendo tanto en sectores tradicionales de manufactura como en industrias tecnológicamente avanzadas.
Para la UE, esta reindustrialización se conecta con objetivos de transición ecológica y autonomía estratégica, en los que la producción regional y la diversificación hacia proveedores aliados se consideran elementos esenciales para proteger la competitividad europea frente a choques globales.
Desafíos y tensiones en el uso del friendshoring
unque el friendshoring promete beneficios en términos de seguridad y previsibilidad, también genera fricciones en el sistema de comercio multilateral. Por ejemplo, China ha cuestionado la estrategia de Estados Unidos ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), argumentando que la relocalización de cadenas de suministro hacia aliados distorsiona los mercados y va en contra de los principios de libertad de comercio basados en el mercado.
Esta disputa ha reflejado cómo las políticas de seguridad económica se traslapan con la diplomacia comercial: medidas diseñadas para proteger la estabilidad industrial pueden ser interpretadas como proteccionistas o como barreras encubiertas al comercio.

La reconfiguración de las cadenas globales no solo afecta a Estados Unidos y Europa, sino que tiene implicaciones para regiones como América Latina. Países exportadores de materias primas estratégicas o integrados en cadenas regionales pueden encontrar nuevas oportunidades para integrarse en redes productivas más cercanas a mercados aliados. Sin embargo, enfrentan el reto de competir con estándares más altos de calidad, regulaciones ambientales y políticas industriales sofisticadas.
La reorganización de las cadenas de suministro mediante el friendshoring confirma que la competencia económica global ya no se define solo por costos, sino por afinidades políticas y seguridad estratégica. En este escenario, la capacidad de Estados Unidos y la Unión Europea para coordinar sus políticas industriales será clave para evitar nuevas tensiones comerciales y sostener un equilibrio económico en un contexto internacional cada vez más fragmentado.
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