Desde Venezuela hasta Ucrania y Taiwán, el escenario internacional de 2026 se perfila como uno de los más volátiles y fragmentados de las últimas décadas. Así lo advierte el Preventive Priorities Survey (PPS) 2026, elaborado por el Council on Foreign Relations (CFR), que identifica y jerarquiza treinta posibles contingencias de conflicto armado según su probabilidad de ocurrencia y su impacto sobre los intereses estratégicos de Estados Unidos.

En el nivel de prioridad alta (Tier I), el informe ubica aquellas crisis que combinan una alta peligrosidad con un fuerte potencial de escalada. Entre ellas, se destaca la guerra entre Rusia y Ucrania, que podría intensificarse mediante ataques ampliados contra infraestructura crítica y centros urbanos, así como el riesgo de choques directos entre Rusia y la OTAN a partir de provocaciones militares en Europa oriental.
Medio Oriente ocupa un lugar central en esta categoría. El CFR advierte sobre una posible reanudación de los combates en la Franja de Gaza, un agravamiento del conflicto en Cisjordania y la probabilidad de un enfrentamiento armado entre Irán e Israel, impulsado por los esfuerzos iraníes para reconstruir su programa nuclear y fortalecer a sus aliados regionales. A esto se suma la persistente amenaza de desestabilización en el Líbano y Siria, donde resurgen actores extremistas como el Estado Islámico.
En este sentido, el informe también subraya tensiones crecientes en el Indo-Pacífico, en particular en el Estrecho de Taiwán, donde la presión militar, económica y política de China podría derivar en una crisis de gran escala. Asimismo, Corea del Norte reaparece como foco de riesgo ante la posibilidad de nuevas pruebas nucleares que reactiven la confrontación en la península coreana.
América Latina en el radar de Estados Unidos
En el Tier II, el informe identifica conflictos altamente probables pero de impacto más localizado, como la guerra en Sudán, considerada la contingencia más probable de 2026, la crisis de seguridad en Haití, la inestabilidad en Yemen y el riesgo de enfrentamientos entre India y Pakistán. América Latina aparece nuevamente en el radar con la posibilidad de operaciones militares estadounidenses en México contra organizaciones criminales transnacionales y una escalada con Venezuela.

Por último, el Tier III agrupa crisis crónicas en África, Asia y América Latina que, si bien no representan una amenaza inmediata para el equilibrio global, contribuyen a un entorno internacional crecientemente desordenado. El CFR concluye que el mundo se enfrenta a una sobrecarga de conflictos simultáneos, con capacidades diplomáticas y militares limitadas para prevenir su escalada, en un contexto que marca el nivel más alto de violencia armada desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
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