Si la confección de una Armada proyecta el futuro de una nación, el de Estados Unidos aparece incierto. Las fuerzas navales norteamericanas, que se despliegan en todos los océanos del mundo, enfrentan desafíos entre los que hay cancelaciones de programas con retrasos y un rápido viraje hacia otro tipo de tecnologías.

Así lo asegura un reporte del International Institute for Social Studies, think tank para el cual “la trayectoria del servicio marítimo norteamericana está en un punto incierto y maleable, como lo fue hacia fines de la Guerra Fría”. Entre los motivos listados figuran “conflictos en el Mar Rojo y el Mar Negro”, así como el aumento en la producción naval de China: “Está superando a Estados Unidos en la construcción de combatientes de alta gama, así como en el tamaño y sofisticación de sus misiles anti-navíos”.
A esta “ambigüedad por el futuro se ha visto amplificada”, sostienen desde el IISS, por “significativos, pero todavía no específicos, cambios en las políticas anunciadas por el presidente Donald Trump“. Entre estas modificaciones, se cuenta la cancelación de clases de navíos proyectados, la reestructuración de programas de drones y una prometida oleada de inversiones extranjeras en astilleros norteamericanos.
La Armada de Estados Unidos busca reinventarse reduciendo programas e invirtiendo en drones
Una de las noticias más sonadas que afectó al panorama naval de Estados Unidos fue la reducción del programa de fragatas Constellation, que llevaba tres años por detrás de lo esperado en el desarrollo previsto de seis navíos de este tipo. Tras la reducción, su número se reduce a dos, el Constellation (FFG-62) y el Congress (FFG-63), actualmente en progreso en el astillero Fincantieri Marinette Marine, a orillas del lago Michigan en Wisconsin.

“Desde el primer día lo dejé en claro: no voy a gastar un dólar si no fortalece nuestra preparación o capacidad de ganar”, dijo el secretario de la Armada John Phelan al momento del anuncio. Por entonces, un oficial de defensa de alto rango aseguró al Instituto Naval de Estados Unidos que el cambio estaba asociado a la velocidad de producción de los navíos: “Un factor importante en esta decisión es la necesidad de aumentar nuestra flota rápido para responder a las amenazas del mañana. Este nuevo marco de trabajo busca colocar a la Armada en camino a construir más rápidamente nuevas clases de barcos y proveer capacidades que nuestros combatientes necesitan en mayores números y más rápido”.
En noviembre, el secretario de Defensa Pete Hegseth ya había dejado en claro que “la velocidad para proveer es nuestro principio estructural”. “El sentido de urgencia se nos escapa, y cuando miramos lo que tenemos enfrente, debemos recapturarlo”, dijo ante líderes de la industria armamentística en un discurso titulado “el arsenal de la libertad” el 7 del mes pasado.
Las nuevas consideraciones parecen alejarse incluso de lo propuesto en el plan de construcción de navíos presentado por la Armada en el año fiscal 2025, que propuso una flota total de 381 barcos de guerra tripulados y 134 no tripulados, entre modelos de superficie y submarinos. Según la Oficina de Presupuesto del Congreso de Estados Unidos, esta tasa de reposición podría suponer 50 navíos no tripulados con capacidad misilística para 2050.

Sin embargo, en lo que va del año, “el enfoque de la Armada hacia los drones parece haber cambiado, tanto en respecto a los requerimientos institucionales como a los procesos de adquisición”. De esta forma, el IISS señala que “más de 66 programas de desarrollo y provisión alrededor de 18 oficinas” del gobierno federal ya se encuentran en proceso bajo un sistema acelerado, según reportó un almirante de tres estrellas.
Entre los programas en desarrollo se encuentra el MASC (Modular Attack Surface Craft), diseñado para distintos tipos de misiones que incluyen el traslado de misiles hacia embarcaciones tripuladas. Sin embargo, como aseguran desde el IISS, la Armada ya está ensayando lanzamiento de misiles desde esta superficie, y “la cancelación de las fragatas de clase Constelación, así como la urgencia sentida por la Armada en sus capacidades, sugieren que el programa MASC va a crecer.
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