- Cuatro drones de tipo militar intentaron interceptar el vuelo de Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, en Dublin.
- Tras no interceptar la aeronave, los UAV cambiaron de rumbo y sobrevolaron durante casi dos horas un buque de la Armada irlandesa desplegado en apoyo a la visita.
- Las autoridades investigan el episodio como posible ataque híbrido.
El avión del presidente ucraniano Volodímir Zelenski estuvo potencialmente bajo amenaza el lunes por la noche cuando cuatro drones de tipo militar se dirigieron hacia su ruta de aproximación a Dublín, en pleno espacio aéreo restringido decretado para su visita oficial. Según fuentes de seguridad citadas por medios locales, los drones violaron la zona de exclusión aérea poco después de las 23:00, llegando al punto exacto donde debía estar el avión presidencial de acuerdo con el horario de llegada inicialmente previsto. El vuelo de Zelenski aterrizó minutos antes, lo que habría evitado una coincidencia directa en el tiempo y el espacio.

Las autoridades irlandesas describieron los drones como grandes, altamente sofisticados y de especificación militar, operando muy por encima del estándar recreativo o comercial. Lejos de intentar pasar desapercibidos, los aparatos volaban con luces encendidas, lo que para los investigadores apunta más a un intento de intimidación o interferencia deliberada que a una operación encubierta.
Tras fallar el encuentro con la aeronave presidencial, los drones cambiaron rumbo y comenzaron a sobrevolar un buque de la Armada irlandesa, desplegado de forma discreta en el mar de Irlanda como parte del dispositivo de seguridad de la visita. Se mantuvieron en vuelo durante hasta dos horas, antes de abandonar la zona sin ser neutralizados ni recuperados.
Origen y operación
Las primeras hipótesis señalan que los drones habrían despegado desde el noreste de Dublín, posiblemente en la zona de Howth, aunque las autoridades no descartan que pudieran haber sido lanzados desde un barco no identificado en alta mar. Ni los operadores ni los aparatos han sido localizados hasta el momento, lo que refuerza la sospecha de una operación planificada y ejecutada por actores con capacitación técnica avanzada.
Los servicios de seguridad irlandeses consideran ya el episodio como un posible ataque híbrido, en línea con otros incidentes de drones en Europa vinculados a interferencia estatal o paraestatal. El incidente dejó en evidencia las limitaciones de Irlanda frente a amenazas modernas en el espacio aéreo de baja cota, como que los inhibidores de señal portátiles de la Garda estaban fuera de rango para interferir el control de los drones, o que el patrullero LÉ William Butler Yeats carecía de radar de búsqueda aérea y solo contaba con ametralladoras de corto alcance, cuyo uso fue descartado por el riesgo de impacto colateral.

La orden de abrir fuego nunca se dio, tanto por falta de reglas de empeñamiento claras para este tipo de amenazas, como por la ausencia de medios específicos de defensa antidrón. El resultado fue un espacio aéreo protegido en el papel, pero sin capacidad real de neutralizar un enjambre reducido de UAV avanzados. Este episodio se suma a una serie de incidentes con drones en Europa que han obligado a cerrar temporalmente aeropuertos en Bruselas y Dinamarca por intrusiones en zonas restringidas y activar la respuesta armada de fuerzas holandesas contra UAV no identificados.
En todos estos casos, los servicios de inteligencia han manejado la hipótesis de operaciones de ensayo o señalización estratégica por parte de actores estatales o proxies, en el marco de una guerra híbrida que combina presión militar, ciberataques, operaciones psicológicas y testeo de defensas. Además, el presidente ucraniano ya ha sido objetivo de múltiples complots y planes de asesinato desde el inicio de la invasión rusa.
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