Dos días después de cruzar el Estrecho de Gibraltar rumbo al Caribe, el portaaviones USS Gerald R. Ford (CVN-78) permanece inmóvil frente a la costa de Marruecos, sin avanzar hacia el área del Comando Sur (SOUTHCOM), como había sido ordenado originalmente por el presidente Donald Trump. La decisión coincide con reportes que indican que la Casa Blanca habría suspendido, al menos temporalmente, los planes de ejecutar ataques aéreos sobre Venezuela.

Fuentes del Pentágono confirmaron que el buque insignia y parte de su grupo de ataque se mantienen “en posición de espera” al oeste del norte de África, a la espera de nuevas instrucciones. El Ford debía integrarse al dispositivo naval desplegado en el Caribe como parte de la operación de “contranarco-terrorismo”, lanzada por la administración Trump en septiembre, pero la evolución del escenario político parece haber modificado el cronograma.
Trump posterga los ataques terrestres y el Congreso busca limitar el uso de la fuerza
De acuerdo con CNN, el gobierno estadounidense comunicó al Congreso que no avanzará por el momento con operaciones terrestres dentro del territorio venezolano, ante dudas sobre la autoridad legal para hacerlo sin aprobación legislativa. La sesión informativa fue encabezada por el secretario de Estado Marco Rubio y el secretario de Guerra Pete Hegseth, quienes admitieron que la autorización vigente para actuar contra embarcaciones sospechosas no cubre ataques en tierra firme.

La medida coincide con un intento bipartidista en el Senado de aprobar una resolución de poderes de guerra que restrinja cualquier intervención militar estadounidense en Venezuela sin consentimiento del Congreso. A pesar de que una iniciativa similar fue rechazada semanas atrás, el nuevo contexto político podría modificar la votación prevista para este viernes.
Pese a la pausa en los planes de ataque, el despliegue en el Caribe representa la mayor concentración naval estadounidense en el hemisferio occidental desde la Crisis de los Misiles de 1962. Según el Wall Street Journal, Trump expresó “reservas” sobre una ofensiva directa contra Nicolás Maduro, aunque mantiene su política de presión combinada —económica, militar y diplomática— para forzar su salida del poder.
Un despliegue sin precedentes en el Caribe
Mientras tanto, las operaciones de vigilancia y disuasión continúan. Este jueves, dos bombarderos estratégicos B-52H realizaron vuelos frente a las costas de Venezuela, y el buque anfibio USS Fort Lauderdale regresó al Caribe tras tareas de mantenimiento en Florida. Todo indica que, aunque el Ford permanezca temporalmente frente a África, el dispositivo militar estadounidense seguirá activo y en alerta en el escenario regional.
El USS Ford debía sumarse a una fuerza regional de más de 10.000 efectivos estadounidenses, integrada por destructores, submarinos de ataque, unidades del Cuerpo de Marines y aeronaves de combate F-35B, AC-130 y drones MQ-9 Reaper. Desde agosto, esa fuerza ha realizado al menos 16 ataques sobre embarcaciones sospechosas de narcotráfico en el Caribe y el Pacífico oriental, con un saldo de cerca de 70 muertos.
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