El super martes electoral de Estados Unidos dio sendas victorias al partido demócrata, a la vez que proyectó al nuevo alcalde electo de Nueva York, Zohran Mamdani, como una figura con influencia a nivel nacional en el discurso de la oposición a Donald Trump.
Además de la alcaldía en el corazón financiero de Estados Unidos, los demócratas se llevaron las gobernaciones de Virginia -estado que pierden los republicanos- y Nueva Jersey, un distrito azul donde el partido hilvana su tercer mandato al hilo. Las elecciones de California, donde se votaba la propuesta para que se modifique el mapa electoral del estado y haya más legisladores nacionales del partido, también resultó aprobada.

Aunque Trump tuvo la precaución de no figurar demasiado en las candidaturas republicanas que se pusieron en juego, las figuras del Grand Old Party que hicieron campaña buscaron asociarse a su victoria del año pasado para tener mejores resultados. El fracaso en las distintas carreras muestra, en un entorno limitado como las jurisdicciones mencionadas, que el primer año de mandato de Trump hizo algún tipo de mella en el electorado. El presidente dio su parecer sobre los motivos de la derrota de su partido en una publicación de su red social Truth, donde citó encuestadores sin mencionarlos: “‘Trump no estaba en la boleta y el cierre de gobierno, fueron los dos motivos por los que los republicanos perdieron las elecciones”.
Para los demócratas, la elección es un soplo de aire fresco luego de la sonada derrota de Kamala Harris en 2024. Sin embargo, los distintos perfiles de sus candidatos mantienen la incertidumbre respecto al tono que debe adoptar la oposición de cara a Donald Trump. En este sentido, la victoria de Zohran Mamdani proyecta con fuerza una línea progresista que es resistida incluso por la dirigencia del partido. Otra de las figuras que surge reforzada es Gavin Newson, el gobernador de California, que logró erigirse como un referente anti-Trump y hoy se ve fortalecido por el apoyo popular a su reforma del mapa electoral del estado.

La victoria de Mamdani proyecta la línea progresista del partido demócrata
Uno de los puntos que se observaban del super martes de elecciones en Estados Unidos era el resultado de la carrera por la alcaldía en Nueva York, donde se daba una contienda que representaba parte de la disyuntiva demócrata: de un lado estaba Andrew Cuomo, gobernador del estado entre 2011 y 2021, y del otro Zohran Mamdani, un legislador estatal de 34 años, musulmán e inmigrante, autodefinido como socialista, que se perfiló como exponente del ala más progresista del partido.
La dominación demócrata del distrito daba a la competición un aire de internas partidarias, aunque estas ya habían ocurrido antes entre los mismos candidatos –Cuomo terminó compitiendo igualmente como independiente-. Con el 91% de los votos contados, Mamdani recibió el 50,4 % de las voluntades, mientras que Cuomo recibió 41,6% de apoyos. Tercero quedó Curtis Sliwa, el candidato republicano, con 7,1% de los votos.

“Amigos míos, hemos desbancado una dinastía política”, dijo Mamdani ante los festejos de sus militantes en la noche de triunfo. “Le deseo a Andrew Cuomo lo mejor en el sector privado, pero dejemos que esta noche sea la última vez que pronuncio su nombre, mientras damos vuelta la página en las políticas que abandonan a las mayorías para responder solo a unos pocos”.
Su mensaje fue hacia Donald Trump pero también puede aplicarse a muchos miembros del establishment demócrata como el líder de la minoría en el Senado, Chuck Schumer, un neoyorquino que evitó apoyar la candidatura de Mamdani aunque se había impuesto en las internas partidarias.
El presidente republicano mantuvo su acusación de que Mamdani es “comunista” con una imagen de una bandera de Estados Unidos contra una hoz y martillo bajo la que se puede leer: “Es América contra el comunismo, y esa es una batalla que América debe ganar”. Más adelante, en otra publicación de su red social, pidió a los legisladores republicanos que eliminen el filibusterismo -que los hace requerir apoyos demócratas para pasar leyes- para aprobar reformas electorales.
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