India y Estados Unidos firmaron un pacto de defensa con vigencia de diez años, en un momento en que las dos potencias también lidian con tensiones comerciales e incertidumbres arancelarias. El pacto fue anunciado al término de la reunión entre el secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, y el ministro indio, Rajnath Singh, en Kuala Lumpur.

Hegseth calificó el acuerdo de defensa como “una piedra angular para la estabilidad regional y la disuasión”, y destacó que mejorará la coordinación, el intercambio de información y la cooperación tecnológica entre las fuerzas armadas de ambos países. Singh, por su parte, celebró que “marca el comienzo de una nueva década de colaboración” y subrayó que la defensa seguirá siendo “un pilar fundamental” de la relación bilateral.
Este pacto no solo busca reforzar la cooperación militar inmediata, sino también facilitar un acceso de India a tecnología estadounidense avanzada, aumentar la interoperabilidad de sus fuerzas y promover coproducción de sistemas de defensa. En una declaración de julio 2025, Hegseth señaló que EE.UU. esperaba completar “variadas ventas de defensa a India, ampliar la cooperación industrial y la coproducción” en el marco del nuevo acuerdo de 10 años.
¿Nueva oportunidad para India y Estados Unidos frente al avance de China?
Pero lo cierto es que el acuerdo adquiere mayor peso por el trasfondo de fricción comercial que existe entre ambos países. En agosto de este corriente año, Estados Unidos impuso aranceles del 50 % a productos procedentes de India, incluidos recargos del 25 % por la compra de petróleo y armas rusas por parte de Delhi.

Para India, esta es una oportunidad de reforzar su papel frente a la creciente presencia de China y un margen para diversificar sus socios militares. Para EE.UU., significa consolidar un contrapeso en la región mientras mantiene un canal abierto con un actor en desarrollo.
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