La política europea hacia Ucrania entra en una fase de tensión. Desde la UE, Hungría explora un entendimiento con Praga y Bratislava bajo el paraguas de Orbán, mientras Trump reclama terminar la guerra y resta dramatismo al último ensayo ruso de misiles. La posibilidad de un “mini-Visegrado” que frene ayudas a Kiev chocaría con el frente pro-ucraniano, y añade presión a Bruselas en vísperas de cumbres clave y potenciales acuerdos que logren el tan esperado alto al fuego en Ucrania.
Cómo operaría el triángulo Budapest–Praga–Bratislava
Balázs Orbán, director político del primer ministro, adelantó que Hungría busca coordinar posiciones con Chequia y Eslovaquia, con reuniones previas a las cumbres, para actuar como bloque escéptico de Ucrania en el Consejo Europeo. La jugada reviviría parcialmente el formato V4, ahora sin Polonia, y podría complicar nuevas rondas de financiación y respaldo militar a Kiev. Aunque el andamiaje aún es incipiente, deja en claro la volunta de Orbán de aumentar su peso político en Bruselas.

Robert Fico (primer ministro de Eslovaquia, conocido por sus vínculos cercanos con Moscú) ya marcó límites al financiamiento militar desde Bratislava, y en Praga el triunfo de Andrej Babiš abre una ventana para reposicionar a Chequia frente a Ucrania, pendiente de su formación de gobierno. En paralelo, Varsovia bajo Donald Tusk se mantendrá fuera de cualquier eje anti-Kiev. Este diagrama deha una UE con mayor fricción interna justo cuando Kyiv reclama previsibilidad.
Trump baja el volumen al Burevestnik y sube la presión para cerrar la guerra
Desde el Air Force One, Trump sostuvo que Rusia “debería terminar la guerra en Ucrania en lugar de probar misiles”, minimizando el ensayo del crucero nuclear Burevestnik y recordando que EE.UU. “tiene un submarino nuclear justo frente a sus costas”. El mensaje encaja con su narrativa de acuerdos rápidos y presión directa sobre Moscú, aun cuando Washington sigue probando misiles y mantiene su postura de disuasión.

El Kremlin, por su parte, defendió que la prueba responde a necesidades de seguridad y no debería tensar la relación bilateral, en una señal de continuidad de su postura estratégica. La posición de la UE con Trump reclamando un alto el fuego y Moscú afirmando su capacidad técnica, la UE deberá administrar la brecha entre su apoyo a Ucrania y una Hungría de Orbán que busca rearmar un bloque de veto. A medida que el conflicto se extiende, nuevos esquemas como la iniciativa de Orbán podrían tanto complicar como precipitar la salida al conflicto en Ucrania.
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