Este lunes 13 de octubre marca una jornada histórica para el comienzo del proceso de paz en la Franja de Gaza, donde Israel envió más de 2000 prisioneros palestinos de sus cárceles a cambio de la liberación de sus rehenes, entre los que Hamas ya entregó a todos los vivos. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien presentó el acuerdo que inauguró este cese al fuego, sostuvo que para él la guerra de más de dos años ya está terminada.
Aunque todavía quedan ambiciosas propuestas por cumplir dentro de los veinte puntos del acuerdo -que incluyen el desarme de Hamas, su alejamiento de la vida política y el establecimiento final de un estado palestino– el fin de las hostilidades diarias y el regreso de las personas retenidas contra su voluntad en ambos lados cambian el clima en Medio Oriente.

Entre los rehenes israelíes liberados este lunes hay tres que tienen nacionalidad argentina: los hermanos Ariel y David Cunio y Eitan Horn. Los tres fueron secuestrados en el kibutz Nir Oz, uno de los más afectados por el ataque terrorista con el que Hamas cruzó el perímetro de seguridad que separaba Gaza de Israel para conducir una serie de atentados que dejaron cerca de 1200 muertos entre civiles y militares, así como más de 200 secuestrados que el grupo utilizó como palanca en las negociaciones que atravesaron el conflicto.
La liberación de todos los rehenes vivos -se espera que este lunes también se entreguen los cuerpos de algunos de los 26 que murieron en cautiverio- deja a Hamas sin este recurso, lo que aumenta las expectativas acerca del cumplimiento de las demás condiciones. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio por seguro que el acuerdo continuará la senda prevista, ya que consultado esta mañana sobre si este momento era el final de la guerra en Gaza, contestó afirmativamente.
Hay que recordar que el intercambio entre rehenes y prisioneros fue uno de los puntos iniciales del acuerdo de paz al que llegaron las delegaciones diplomáticas en Sharm el Sheikh, Egipto. Allí, bajo la mediación de los enviados estadounidenses, israelíes y palestinos representados por Hamas llegaron a este acuerdo, que también incluyó el repliegue de las autodenominadas Fuerzas de Defensa de Israel hasta una línea por fuera de los centros urbanos de la Franja de Gaza.
Cómo empezó el cumplimiento del acuerdo de paz entre Israel y Gaza
Familiares, amigos y otros seres queridos de los rehenes aguardaban en la Plaza de los Rehenes de Tel Aviv por el cumplimiento de las condiciones pactadas en Egipto. Megáfonos y pantallas los conectaban con lo que ocurría en la base militar de Reim, punto designado para la entrega por parte de Hamas.

Los cautivos israelíes fueron liberados por el grupo en dos tandas, una de siete y otra de trece personas. En la primera, cerca de las 7, locales, se contaban Alon Ohel, Matan Angrest, Gali y Ziv Berman, Guy Gilboa-Dalal, Eitan Mor y Omri Miran. Hacia las 10.55, la locutora anunció la liberación de todos los rehenes, ya que se había producido la entrega de los tres argentinos mencionados y Avinatan Or, Bar Kupershtein, Elkana Bohbot, Evyatar David, Maksym Harkin, Matan Zangauker, Nimrod Cohen, Rom Braslvaski, Segev Kalfon, y Yosef-Chaim Ohana.
Al otro lado del perímetro de seguridad, en Gaza, una flota de buses fue necesaria para transportar a los 2000 prisioneros que Israel acordó liberar de sus cárceles. Entre estos, la mayoría fueron personas arrestadas y retenidas sin cargos luego del 7 de octubre, aunque unos 250 llevaban condenas previas por actos de violencia o sospechas de vinculaciones al terrorismo. Sus familiares y seres queridos también esperaron por ellos en Ramallah, la capital de Cisjordania (enclave palestino bajo control de la Autoridad Palestina y no de Hamas) y en Gaza, según su lugar de origen.

Un episodio de tensión se vivió por la mañana en las colinas que miran sobre la prisión de Ofer, en Cisjordania, donde grupos de personas cercanas a los prisioneros esperaban su liberación de este centro. Según reportó la agencia AP, un vehículo blindado del centro de detención se acercó al lugar para arrojar gases lacrimógenos, al tiempo que distribuía un panfleto advirtiendo que cualquiera que apoyara “organizaciones terroristas” sería detenido. “Han sido advertidos”, decía el volante, que la agencia verificó en el lugar.
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