El líder norcoreano Kim Jong Un advirtió que su país ha comenzado a desplegar “activos especiales” en respuesta al aumento de la presencia militar de Estados Unidos y Corea del Sur en la península coreana. El anuncio, difundido por la agencia estatal KCNA, se produjo durante una exposición de armamento en Pyongyang, en la antesala del 80° aniversario del Partido de los Trabajadores de Corea.
Escalada retórica y despliegue simbólico
En su discurso, Kim afirmó que el incremento de tropas estadounidenses en la región “aumenta proporcionalmente el interés estratégico de Corea del Norte”, motivo por el cual ordenó asignar recursos especiales “a objetivos clave de interés”. Aunque no especificó la naturaleza de esos activos, analistas coinciden en que se trata de sistemas de misiles, unidades de inteligencia y medios de guerra electrónica.
El mandatario acusó a Washington y sus aliados de “crear escenarios peligrosos” y aseguró que Pyongyang “desarrollará medidas militares adicionales” para contrarrestar las maniobras conjuntas entre Estados Unidos, Japón y Corea del Sur. Estas declaraciones se suman a una serie de advertencias lanzadas por el régimen norcoreano en los últimos meses, cada vez que se realizan ejercicios combinados en el mar Amarillo o el mar del Japón.

Estados Unidos y Seúl refuerzan la disuasión nuclear
Actualmente, Estados Unidos mantiene 28.500 soldados en territorio surcoreano como parte del acuerdo de defensa mutua vigente desde 1953. En septiembre, Washington, Seúl y Tokio realizaron un ejercicio trilateral centrado en la defensa antimisiles y la interoperabilidad naval, en el marco de la llamada “alianza nuclear ROK-US”, orientada a disuadir una agresión norcoreana.
Para Kim, esas operaciones representan “una amenaza directa” y un preludio de invasión. En su mensaje, advirtió que “el enemigo deberá preocuparse por la dirección en la que se mueve su entorno de seguridad”, en una aparente alusión a un posible cambio de doctrina militar norcoreana. Fotografías publicadas por la KCNA lo mostraron recorriendo una exhibición con misiles, drones y artillería pesada, acompañado de altos mandos del Ejército Popular de Corea.
Preparativos para un nuevo desfile militar
Las declaraciones se producen a pocos días de un nuevo desfile militar previsto para el 10 de octubre en Pyongyang, donde se espera que Corea del Norte presente nuevos sistemas estratégicos, entre ellos el misil balístico intercontinental Hwasong-20. Imágenes satelitales recientes y reportes de inteligencia surcoreana confirman movimientos de tropas, vehículos y equipamiento pesado en la capital, lo que sugiere ensayos para la conmemoración del aniversario del partido gobernante.

Fuentes del Ministerio de Defensa de Corea del Sur afirmaron además que el Norte continúa expandiendo su arsenal de uranio altamente enriquecido, lo que refuerza la preocupación internacional sobre su capacidad de producción nuclear.
Alianza con Rusia y China en plena reconfiguración regional
En paralelo, Pyongyang ha fortalecido sus vínculos con Rusia y China. Según la inteligencia surcoreana, Corea del Norte habría suministrado municiones y personal de apoyo para las operaciones rusas en Ucrania, en violación a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Kim también participó recientemente en un desfile militar en Beijing junto a Xi Jinping y Vladimir Putin, evidenciando el alineamiento estratégico entre las tres potencias.

Este eje trilateral representa una preocupación creciente para Washington y sus aliados, que ven en la cooperación militar norcoreana-rusa un desafío directo a las sanciones internacionales. Analistas advierten que el régimen de Kim busca capitalizar su valor geopolítico a cambio de apoyo económico y tecnológico, en un contexto de aislamiento prolongado y sanciones acumuladas.
Un mensaje de fuerza en el contexto de estancamiento diplomático
Desde el colapso de las conversaciones de desnuclearización con Donald Trump en 2019, Corea del Norte se autodefine como un “Estado nuclear irreversible”, rechazando cualquier negociación que implique el desmantelamiento de su programa atómico. Las recientes amenazas de Kim confirman que Pyongyang prioriza su estrategia de disuasión sobre cualquier acercamiento diplomático.
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