La Armada de Estados Unidos, en conjunto con la Real Armada de Noruega, llevó a cabo una demostración de fuerza en el Ártico con el despliegue del portaaviones nuclear USS Gerald R. Ford y escoltas de superficie, en un contexto de creciente tensión con Rusia por la actividad de submarinos de ataque en la región.
El ejercicio tuvo lugar en el fiordo del Cabo Norte (Nordkapp), en el Mar de Barents, una de las zonas más sensibles de la geografía ártica por su cercanía con las bases de la Flota del Norte rusa en Murmansk. Allí, un grupo naval compuesto por los destructores estadounidenses, junto a la fragata noruega y el buque logístico, realizó operaciones conjuntas escoltadas desde el aire por un avión de patrulla marítima y dos cazas furtivos de la Real Fuerza Aérea de Noruega.
Patrullas intensivas contra la amenaza submarina
El despliegue se produce tras reportes de inteligencia que confirmaron la salida simultánea de tres submarinos nucleares rusos de la clase Yasen desde la base de Zapadnaya Litsa, en la península de Kola. Estos sumergibles, considerados entre los más avanzados de la flota rusa, fueron detectados en proximidad a la zona de operaciones del portaaviones norteamericano.

Para contrarrestar el movimiento, aviones de patrulla P-8 Poseidon despegaron desde bases en Noruega, Islandia y Escocia, completando al menos 27 salidas de vigilancia y guerra antisubmarina sobre aguas cercanas a las islas Lofoten. Según datos de vuelo disponibles en plataformas OSINT como Flightradar24, las aeronaves realizaron órbitas prolongadas durante horas antes de regresar a sus bases.
Una tendencia creciente en el Ártico
La operación representa la tercera incursión de superficie de la Armada estadounidense en el Mar de Barents en los últimos cinco años, un ritmo significativamente mayor tras décadas de ausencia en la región. Desde 2020, Washington ha incrementado su presencia naval en el Alto Norte, sumando visitas de portaaviones a puertos noruegos, ejercicios conjuntos y despliegues regulares de destructores en aguas próximas a la frontera marítima rusa.
El Comando de las Fuerzas de la Flota de EE.UU. señaló que “la presencia de fuerzas navales creíbles en el Ártico garantiza la capacidad de disuadir a competidores y responder rápidamente a crisis en la región”.

Por su parte, las Fuerzas Armadas de Noruega subrayaron en redes sociales que los entrenamientos bilaterales fortalecen la seguridad regional y refuerzan la interoperabilidad con aliados en un escenario cada vez más volátil tras la adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN.
Contexto estratégico
La zona ártica constituye un punto de fricción creciente entre Moscú y la OTAN. Rusia mantiene decenas de bases militares, sistemas de misiles y aeródromos en el Ártico, consolidando su control sobre las rutas marítimas que, debido al deshielo, se tornan cada vez más transitables. La OTAN, en respuesta, ha multiplicado las maniobras en Noruega y reforzado su postura en el Atlántico Norte.

El futuro inmediato plantea la incógnita de si Estados Unidos incrementará su despliegue en el norte de Europa mientras mantiene presión diplomática sobre Moscú para avanzar hacia un eventual cese del fuego en Ucrania. Lo cierto es que, en el plano operativo, la presencia de la flota norteamericana en el Ártico constituye una clara señal de disuasión frente a Rusia, reforzando el mensaje de que la OTAN se encuentra lista para actuar en todos los dominios estratégicos de la región euroatlántica.
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