China ha vuelto a mover sus fichas en el tablero marítimo del Indo Pacífico con la incorporación de un nuevo buque de asalto anfibio de la clase Type 075. El navío, bautizado CNS Hubei, fue presentado durante recientes maniobras militares en el mar de China Meridional, consolidando el ritmo acelerado de modernización de la Armada del Ejército Popular de Liberación (PLAN).
Este tipo de embarcaciones está diseñado para ejecutar operaciones anfibias a gran escala: despliega tropas mediante helicópteros y, al mismo tiempo, descarga lanchas de desembarco, blindados y vehículos de combate desde su interior. Con el Hubei, ya son cuatro los Type 075 en servicio, lo que marca un salto cualitativo en la proyección naval china.
Una escalada de tensiones en el Pacífico Sur
El despliegue coincide con nuevas maniobras de la Guardia Costera china en torno al Second Thomas Shoal, en las aguas en disputa con Filipinas. Allí, unos once buques fueron observados realizando prácticas de uso de cañones de agua, apoyados por aeronaves militares. Según fuentes de Manila, estas acciones apuntan directamente a hostigar a las Fuerzas Armadas filipinas.

La actividad se inscribe en una tendencia creciente de fricción. En los últimos meses, China ha recurrido reiteradamente al empleo de cañones de agua contra embarcaciones filipinas, en algunos casos provocando incluso colisiones entre sus propios navíos. Estas prácticas refuerzan las sospechas de que Pekín busca consolidar una presencia permanente en áreas disputadas.
El incremento de la presión china en el Pacífico Sur no es nuevo. En septiembre del año pasado, Pekín fue duramente criticado por varios Estados insulares tras realizar un ensayo de misiles balísticos intercontinentales sobre la región, algo que no ocurría hacía décadas. A comienzos de 2025, Australia también debió desviar vuelos comerciales cuando China anunció de manera abrupta ejercicios de fuego real en el mar de Tasmania.
Preocupación regional y sospechas sobre nuevas bases
La proyección china genera inquietud entre los países del Pacífico. El primer ministro de Fiyi, Sitiveni Rabuka, advirtió recientemente que la instalación de una base militar china en las islas del Pacífico sería “inaceptable”. Sus declaraciones se suman al precedente del mes de abril, cuando China y Camboya inauguraron en conjunto la remodelada base naval de Ream, en el golfo de Tailandia. Si bien Phnom Penh insistió en que se trata de un proyecto con fines amistosos, la ampliación permite operar buques de gran calado, consolidando así la huella china en la región.

La respuesta de estados unidos y sus aliados
Washington ha dejado en claro que el Indo-Pacífico es su máxima prioridad estratégica en materia de defensa. Como muestra, este año el ejercicio conjunto Talisman Sabre —históricamente desarrollado en territorio australiano— se expandió por primera vez fuera de ese país. La maniobra reunió fuerzas de Estados Unidos, Australia, Corea del Sur, Francia, Alemania, Reino Unido y Papúa Nueva Guinea, configurando la edición más grande de su historia.
El lanzamiento del CNS Hubei, sumado a los incidentes con la Guardia Costera china y la proyección de bases en terceros países, refleja una competencia cada vez más intensa por el control del Indo Pacífico. El pulso estratégico entre Pekín y Washington se extiende más allá de lo simbólico: define rutas comerciales, equilibrios de seguridad regional y la estabilidad de un espacio clave para la economía mundial.
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