El nuevo informe anual de derechos humanos de EE.UU. ha generado controversia tras omitir críticas a El Salvador, Israel y Rusia, mientras refuerza sus señalamientos contra países como Brasil y Sudáfrica. El documento, publicado con meses de retraso por la administración de Donald Trump, representa un giro en la política exterior estadounidense al suavizar evaluaciones previas sobre aliados estratégicos como Nayib Bukele y Benjamín Netanyahu, al tiempo que utiliza el reporte como herramienta para presionar a rivales internacionales.
La política exterior detrás del informe
El Departamento de Estado estadounidense aseguró que en El Salvador “no hubo informes creíbles de violaciones significativas de los derechos humanos”, en contraste con el reporte anterior, elaborado bajo la administración Biden, que sí registraba tortura y condiciones penitenciarias deficientes. Además, se resaltó que la violencia de pandillas se encuentra en mínimos históricos gracias al estado de excepción impulsado por Nayib Bukele. El documento también ignoró las críticas al polémico Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), señalado por organismos internacionales por violaciones a derechos fundamentales.

En el caso de Israel, el informe reconoció ejecuciones extrajudiciales de palestinos, pero al mismo tiempo destacó esfuerzos del gobierno de Netanyahu para sancionar a responsables de abusos. A diferencia de años anteriores, el reporte no incluyó referencias a la reforma judicial impulsada por el primer ministro, señalada como un ataque a la independencia de poderes, ni a su proceso de corrupción. Respecto a Rusia, si bien se reiteran acusaciones de crímenes de guerra en Ucrania, se omitieron las denuncias previas de persecución contra la comunidad LGTBI.
Brasil y Sudáfrica bajo la lupa de la administración Trump
El informe sostiene que la situación de los derechos humanos en Brasil se deterioró de manera significativa en 2024, en particular por restricciones a la libertad de expresión y presuntas violaciones durante manifestaciones de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro. Washington denuncia un uso desproporcionado de la fuerza contra estos sectores y cuestiona decisiones judiciales como la suspensión temporal de la red social X, que afectó el debate político.

En el caso de Sudáfrica, el Departamento de Estado denuncia un deterioro considerable de los derechos humanos, atribuido a la política de expropiación de tierras a la minoría blanca afrikáner. El informe incluso toma acusaciones sobre un supuesto “genocidio contra los blancos”, narrativa respaldada por Trump en su encuentro con el presidente Cyril Ramaphosa, aunque desmentida categóricamente por Pretoria. Washington reforzó este discurso al otorgar refugio político a un grupo de afrikáners en mayo de 2025, un gesto que profundiza la tensión bilateral.
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