Imágenes satelitales difundidas esta semana confirmaron el desarrollo de ejercicios navales conjuntos entre India y Filipinas en aguas del mar de la China Meridional, específicamente dentro de la zona económica exclusiva (ZEE) filipina. Las maniobras, realizadas el domingo y lunes pasados cerca de la isla de Luzón, representan un hito geopolítico: es la primera vez que ambas naciones ejecutan este tipo de actividad bilateral en un área disputada por Beijing, que reaccionó con una dura protesta diplomática.
El ejercicio, denominado oficialmente Maritime Cooperative Activity, incluyó prácticas de defensa aérea, comunicaciones tácticas, maniobras coordinadas y operaciones de encuentro en alta mar. Por parte de Filipinas participaron las fragatas lanzamisiles BRP Miguel Malvar y BRP Jose Rizal, además de aeronaves de patrullaje y búsqueda, incluyendo un avión de reconocimiento C-208B. India desplegó al destructor INS Delhi, el buque antisubmarino INS Kiltan y el buque logístico INS Shakti, acompañados por helicópteros multifunción.

Las imágenes, que circularon en medios internacionales y plataformas OSINT, fueron captadas por satélites comerciales que monitorean las rutas marítimas clave de Asia-Pacífico. En ellas puede observarse el posicionamiento conjunto de las unidades navales frente a la costa noroccidental filipina, en una zona que China reclama como parte de su “línea de nueve puntos”, a pesar del fallo en su contra emitido por un tribunal internacional en 2016, que Beijing sigue considerando inválido.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Guo Jiakun, expresó el rechazo del gobierno de Xi Jinping, afirmando que “las disputas territoriales deben resolverse únicamente entre las partes directamente involucradas, sin interferencia de terceros”. Aunque la respuesta no menciona explícitamente a India, se interpreta como una advertencia indirecta ante su creciente presencia en el Sudeste Asiático.
Para Nueva Delhi, sin embargo, el movimiento se enmarca en una estrategia de expansión diplomática y militar hacia el Indo-Pacífico. Según Periasamy Kumaran, secretario para el Este del Ministerio de Asuntos Exteriores indio, “India tiene un interés permanente en la paz y estabilidad de la región, y nuestra postura se basa en el derecho internacional del mar establecido por la UNCLOS”.
La proyección de poder también coincide con un acercamiento diplomático de alto nivel: el presidente filipino Ferdinand Marcos Jr. llegó a Nueva Delhi el lunes para iniciar una visita oficial de cinco días. En una conferencia conjunta, Marcos y el primer ministro Narendra Modi anunciaron la elevación del vínculo bilateral a una “asociación estratégica”, con compromisos en materia de defensa, tecnología, comercio, cambio climático y cooperación marítima.

Este giro estratégico se produce en un momento crítico para Manila. Bajo el liderazgo de Marcos Jr., Filipinas ha endurecido su postura frente al avance de la guardia costera china en sus aguas jurisdiccionales, y busca robustecer su poder de disuasión con aliados regionales. Un elemento clave de esta agenda fue la adquisición de misiles BrahMos de fabricación indo-rusa, cuya segunda entrega se concretó en abril como parte del ambicioso programa de modernización militar filipino, valuado en 35 mil millones de dólares.
Las Fuerzas Armadas filipinas celebraron la cooperación como un paso firme hacia una región “más segura, estable y pacífica”, destacando la importancia de compartir capacidades en vigilancia del dominio marítimo, un eje central en la competencia estratégica del Indo-Pacífico.
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