La Casa Blanca confirmó este jueves por la noche la imposición de un arancel adicional del 10% a las exportaciones argentinas hacia Estados Unidos. La medida forma parte de un paquete más amplio de subas arancelarias que comienzan a regir desde el 7 de agosto para todos los países que no alcanzaron acuerdos bilaterales con la administración Trump.
Argentina quedó automáticamente incluida entre los países afectados por no figurar en el Anexo I de la Orden Ejecutiva publicada oficialmente por el gobierno estadounidense, que establece la aplicación del nuevo gravamen “ad valorem” sobre todos los productos no eximidos.

La decisión representa un revés diplomático para la gestión de Javier Milei, que durante las últimas semanas había intentado negociar un tratamiento preferencial en Washington, sin lograr evitar la aplicación plena del arancel del 10%. Hasta abril, el promedio arancelario pagado por Argentina era del 3%.
Doble castigo para acero y aluminio, y biodiésel aún excluido
La medida también deja en firme los aranceles del 25% que Estados Unidos ya aplicaba al acero y el aluminio argentino desde la primera presidencia de Trump. Si se suma el nuevo recargo del 10%, esos productos pasarán a tributar un 35% al ingresar al mercado norteamericano.

Las exportaciones de este biocombustible representaban más de 1.200 millones de dólares anuales para la Argentina hasta su exclusión por motivos antidumping, y aún no se vislumbra una vía de normalización.
Según fuentes oficiales, los equipos de Gerardo Werthein, Alejandro Oxenford y Luis María Kreckler habían mantenido reuniones formales con el secretario de Comercio Howard Lutnick y el representante comercial Jamieson Greer. Sin embargo, no hubo resultados tangibles.
Propiedad intelectual y presión normativa en la agenda bilateral
Más allá de los aranceles, Estados Unidos también trasladó a la Argentina demandas estructurales. Entre ellas, la modificación de la ley de propiedad intelectual y la reversión de las resoluciones dictadas durante el gobierno de Cristina Kirchner en 2012, que limitaron el patentamiento farmacéutico extranjero para proteger a los laboratorios nacionales.

En las negociaciones también participaron funcionarios clave del área económica y de desregulación: Pablo Lavigne, por el Ministerio de Economía, y Alejandro Cacace, por la Secretaría de Reformas Estructurales.
Estados Unidos, segundo destino exportador pero sin trato diferencial
En 2024, Estados Unidos fue el segundo mayor destino de exportaciones argentinas, detrás de Brasil, con compras por US$ 6.454 millones. A su vez, fue el tercer proveedor de importaciones para la Argentina, con envíos por US$ 6.226 millones. Los productos más intercambiados fueron soja, biodiésel y carne bovina.

Con este escenario, el “gesto” de incluir a Argentina en el programa de exención de visas, aunque simbólicamente celebrado por la Casa Rosada, no logró compensar las duras condiciones comerciales impuestas por Trump.
La administración Milei continuará con las negociaciones para intentar obtener mejores condiciones, pero lo cierto es que, por ahora, Estados Unidos volvió a demostrar que el alineamiento político no garantiza un trato preferencial cuando se trata de aranceles.
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