El uso de armas químicas por parte de Rusia en la guerra contra Ucrania ha escalado de forma alarmante, según denunció Kaja Kallas, alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y vicepresidenta de la Comisión Europea. La funcionaria, respaldada por informes de inteligencia de Alemania y Países Bajos, afirmó que Moscú está intensificando estos ataques para someter a Ucrania “causando el mayor dolor y sufrimiento posible”. En lo que va del conflicto, se han registrado más de 9.000 incidentes relacionados con armas químicas, según el Ministerio de Defensa ucraniano, con al menos tres muertes confirmadas por síntomas derivados del uso de agentes tóxicos.
La cloropicrina y la ruptura de acuerdos
Desde el inicio de la invasión a gran escala en 2022, Rusia habría utilizado armas químicas en más de 9.000 oportunidades, según datos del Ministerio de Defensa de Ucrania citados por informes de inteligencia europeos. Mientras tanto, la diplomática europea Kaja Kallas señaló que este tipo de ataques busca infligir sufrimiento sistemático como táctica de guerra. Según el ministro de Defensa neerlandés, más de 2.500 personas han presentado síntomas relacionados con agentes químicos solo en 2025, con tres muertes documentadas.

El agente más mencionado es la cloropicrina, un compuesto químico utilizado por primera vez en la Primera Guerra Mundial y actualmente prohibido por la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ). Su uso por parte de las fuerzas rusas viola directamente la Convención sobre Armas Químicas, a la que Moscú adhirió en 1997. Este agente causa graves daños a la piel, ojos y sistema respiratorio, y su presencia en el campo de batalla representa un riesgo tanto inmediato como a largo plazo para la población y los soldados ucranianos.
La UE ya había sancionado a estructuras rusas por armas químicas
La reciente denuncia de Kallas sobre el uso intensificado de armas químicas por parte de Rusia en Ucrania no surge en el vacío. Ya en mayo, la Unión Europea había sancionado a tres entidades del aparato militar ruso por su implicación directa en el desarrollo y uso de compuestos prohibidos. La medida respondía a los informes de la OPAQ, que confirmaban el uso de agentes antidisturbios como el gas CS en el frente ucraniano, empleados como método de guerra en abierta violación a la Convención sobre Armas Químicas.

Estas sanciones ya evidenciaban la preocupación internacional ante una tendencia que, según Kallas, se ha agravado en las últimas semanas. En este contexto, la denuncia no sólo refuerza la narrativa de una guerra marcada por crímenes de Estado, sino que exige una respuesta más contundente de la comunidad internacional frente a la sistemática transgresión de las normas que prohíben el uso de sustancias químicas como arma de guerra.
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