Con el arribo de tres helicópteros del ejército estadounidense -dos UH-60 Black Hawk y un CH-47 Chinook- a Panamá, Estados Unidos dio inicio el pasado domingo a la realización de ejercicios conjuntos con la policía local, destinados a proteger el Canal de Panamá. Las maniobras se producen en medio de las reiteradas denuncias de Donald Trump sobre la excesiva influencia china en la crucial ruta comercial, a pesar de las afirmaciones de soberanía de Panamá.

Mientras los helicópteros aterrizaron en el aeropuerto Panamá-Pacífico recientemente, antigua base estadounidense de Howard, un mes atrás soldados estadounidenses realizaron ejercicios similares en Panamá, en virtud de un acuerdo bilateral que permite a Washington utilizar bases aéreas y navales panameñas para entrenamiento sin establecer bases propias. No obstante, los movimientos provocaron protestas en el país por la “intrusión” estadounidense en territorio soberano.
Pese a las críticas, el subcomisionado del Servicio Nacional Aeronaval (SENAN) de Panamá, Michael Palacios, afirmó que los ejercicios prepararían a las fuerzas panameñas, así como a los países de la región, contra cualquier amenaza a la seguridad y defensa del canal. Destacó que las maniobras durarán hasta el viernes y respetarán la soberanía nacional, y que los ejercicios se realizan desde hace 23 años.
El Canal de Panamá: crucial para el comercio, prioridad para Trump
El Canal de Panamá maneja alrededor del 4% del comercio global, por lo que se torna vital para la economía mundial y para los consumidores estadounidenses. Desde vinos chilenos hasta gas natural licuado de Estados Unidos, su operación es esencial para el comercio. Y a diferencia del canal de Suez, el de Panamá utiliza esclusas que elevan los barcos 27 metros por encima del nivel del mar.
Pero Washington es el mayor usuario del Canal, y maneja aproximadamente dos quintas partes de los envíos de contenedores de Estados Unidos. Por ello, Donald Trump ha amenazado en varias oportunidades con reclamarlo, ya que “no existiría sin Estados Unidos”. Cabe recordar que, mientras se preparaba para regresar a la Casa Blanca, Trump declaró que estaban “estafando” al país con el Canal de Panamá y que nunca dejaría que “caiga en las manos equivocadas”. En su momento, sus comentarios desataron una dura respuesta del presidente panameño José Raúl Mulino, quien calificó las amenazas como un ataque a la soberanía de su país.

El segundo mayor usuario del Canal de Panamá es China, hecho que también ha motivado el descontento estadounidense. Para el líder de la Casa Blanca, Pekín tiene “demasiada influencia” por el canal. Por ese motivo, Trump pidió el pasado mes de abril el libre tránsito de buques comerciales y militares estadounidenses por la ruta interoceánica, aunque Mulino dijo que las tarifas de peaje están reguladas por la Autoridad del Canal de Panamá, un organismo autónomo que supervisa la ruta comercial.
Sin embargo, Panamá cedió a las presiones de Estados Unidos. En febrero, Mulino anunció que su gobierno no renovaría el memorando estratégico con China, conocido como la Ruta de la Seda, firmado en noviembre de 2017. Si bien no fue bien recibido en Pekín, el gigante asiático ha negado repetidamente su injerencia en el canal de 50 millas, cuya neutralidad está consagrada en la Constitución de Panamá.
La presión estadounidense sobre el Canal y los antecedentes históricos
La presencia estadounidense en Panamá sigue siendo un tema delicado, ya que evoca una época en la que Washington tenía un enclave de bases militares en el país antes de que el canal fuera entregado a los panameños el 31 de diciembre de 1999. En este contexto, las maniobras actuales reflejan las continuas sensibilidades desde que el país asumió el control del canal en esos años.
A grandes rasgos, podría afirmarse que la posibilidad de que Estados Unidos recupere el canal es remota, salvo mediante una invasión similar a la realizada en 1989 contra Manuel Noriega. El canal, construido por Estados Unidos hace más de un siglo, fue entregado gradualmente a Panamá tras el tratado de 1977 firmado por Jimmy Carter, alcanzando su plena soberanía en el año 2000.

No obstante, pese a la soberanía panameña, Trump no ha dejado de enfatizar en que su administración “recuperará el Canal de Panamá” y que, para hacerlo, se desplegarán tropas. En marzo declaró que a cargo de los movimientos estaría el Comando Sur de Estados Unidos, quien será el encargado de presentar los planes y opciones militares para “tomar el canal por la fuerza” si es necesario.
Pero el paso más importante fue dado en abril, cuando altos funcionarios de seguridad de EE.UU. y Panamá firmaron un acuerdo que permite al Ejército estadounidense desplegar tropas en instalaciones panameñas ubicadas a lo largo del Canal de Panamá. Aunque el tratado no contempla la construcción de bases militares permanentes, representa una significativa ampliación del margen de acción de Washington en el lugar.
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