El gobierno de Alemania confirmó este lunes que no tiene intención de reactivar el gasoducto Nord Stream 1 ni de poner en funcionamiento el controvertido Nord Stream 2, ambos diseñados para transportar gas ruso hacia Europa. Así lo afirmó el vicevocero del Ejecutivo, Sebastian Hille, durante una conferencia de prensa en Berlín, en respuesta a rumores sobre posibles maniobras privadas para revivir el proyecto.
“Conocen nuestra posición al respecto: el gobierno federal parte claramente de que Nord Stream no volverá a operar”, declaró Hille. Según el funcionario, la brevedad de la respuesta refleja con claridad la postura firme del gobierno alemán frente al tema.

Rumores de reactivación y presiones privadas
La aclaración del Ejecutivo alemán se produjo tras versiones periodísticas que indicaban que el empresario estadounidense Stephen Lynch habría saldado deudas de la firma Nord Stream 2 AG —filial de Gazprom—, lo que podría allanar el camino para un eventual uso del gasoducto sin control ruso directo. Lynch incluso habría arribado a Berlín para mantener conversaciones en este sentido, según reportes de medios internacionales.
A ello se suma la información publicada por el Financial Times, que asegura que Matthias Warnig, exespía de la Stasi y amigo cercano del presidente ruso Vladimir Putin, estaría promoviendo un plan para revivir el Nord Stream 2 con financiamiento estadounidense. Warnig fue durante años una de las figuras centrales del proyecto y su eventual regreso al tablero geopolítico encendió alertas en varios gobiernos europeos.

No obstante, desde Berlín reiteraron que el Nord Stream 2 “no está certificado y, por tanto, no puede utilizarse en absoluto”, lo que cierra la puerta a cualquier relanzamiento formal del ducto en el corto plazo.
Un proyecto marcado por la tensión geopolítica
El Nord Stream 2, de 1.234 kilómetros de longitud, fue diseñado con dos ramales paralelos para duplicar la capacidad de transporte de gas natural desde Rusia hacia Alemania a través del Mar Báltico. Desde sus inicios, fue objeto de duras críticas por parte de Ucrania, Polonia y los países bálticos, que lo consideraron una herramienta de presión geopolítica rusa y un riesgo para la seguridad energética de Europa del Este.
Aunque la infraestructura física del gasoducto fue completada, nunca logró ser certificada por las autoridades alemanas ni europeas debido a la presión de sanciones impuestas por Estados Unidos.
El 26 de septiembre de 2022, tanto el Nord Stream 1 como el Nord Stream 2 sufrieron graves daños en lo que se calificó como una serie de “sabotajes” bajo el Mar Báltico. Ambos ramales del Nord Stream 1 y uno de los dos del Nord Stream 2 quedaron inutilizados. Desde entonces, el futuro de estos ductos ha estado envuelto en una densa niebla de especulaciones políticas y económicas.
Ucrania advierte sobre los riesgos del “proyecto geopolítico ruso”
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania también se pronunció ante los recientes intentos de rehabilitar el Nord Stream. En un comunicado, pidió a figuras políticas de Alemania y de otros países europeos que se oponen al corte definitivo del gas ruso que no expongan a sus ciudadanos —y a Europa en general— a los peligros de “revivir un proyecto que responde a los intereses estratégicos del Kremlin”.
Para Kiev, tanto el Nord Stream 1 como el Nord Stream 2 forman parte de una estrategia rusa para dividir a Europa y debilitar la capacidad de reacción común ante el expansionismo del régimen de Moscú.
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