Tras las sospechas internacionales, se confirmó que la inteligencia militar ucraniana (GUR) ha estado llevando a cabo operaciones encubiertas en Sudáfrica. Entre ellas, se incluyen la vigilancia, la interrupción de supuestos envíos de armas a Rusia e incluso la consideración de ataques contra activos navales rusos en Ciudad del Cabo.

La información fue corroborada por el columnista David Ignatius, quien publicó en The Washington Post que agentes del GUR rastrearon un buque carguero ruso hasta la base naval de Simon’s Town en diciembre de 2022, entre otros descubrimientos. Cita también la interrupción desde Ucrania de un traslado de armas en el que estaba implicado un avión de carga ruso en el mismo año. Otro ejemplo surge en agosto de 2023, cuando el buque escuela ruso Smolnyy atracó en Ciudad del Cabo, y Ucrania consideraba realizar un ataque en el territorio.
El jefe del GUR, Teniente General Kyrylo Budanov, declaró que Ucrania lleva a cabo operaciones “en cualquier lugar donde existan intereses rusos”. En una entrevista con Ignatius, explicó: “Hemos ofrecido un plan destinado a reducir el potencial ruso. Abarca muchos aspectos, como la industria militar, los objetivos militares críticos, sus aeródromos, sus puestos de mando y control. Llevamos a cabo este tipo de operaciones destinadas a reducir el potencial militar ruso en cualquier lugar donde sea posible. ¿Por qué iba a ser África una excepción?”.

Si bien el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, no ha emitido comentarios sobre estos acontecimientos, se expusieron razones para creer que las operaciones ucranianas en el país van más allá de la vigilancia. Principalmente, porque se ha confirmado que Ucrania ya ha atacado posiciones vinculadas a Rusia en otras partes del continente, como Malí y la República Centroafricana.
¿Implicancias diplomáticas?
El apoyo de Sudáfrica en el accionar de la inteligencia ucraniano podría suponer consecuencias diplomáticas. Puntualmente, porque los operativos ucranianos tienen acceso a suelo sudafricano bajo protección diplomática. Además, las interrupciones a los buques de carga y navales rusos documentadas indican un papel directo en socavar la cooperación de Sudáfrica con Rusia.
La situación en Sudáfrica, marcada por la presencia encubierta de la inteligencia militar ucraniana, refleja para los analistas internacionales un cambio significativo en la dinámica geopolítica del continente. No obstante, el gobierno sudafricano mantiene cierta postura ambigua, evitando pronunciamientos públicos sobre la posible violación de su soberanía.

La aparente falta de reacción de Sudáfrica ante estas revelaciones contrasta con su historial de intervención diplomática en otras crisis internacionales. El país se ha pronunciado neutral frente al conflicto ruso-ucraniano, aunque el creciente alineamiento desde la presidencia con actores occidentales cuestionan su papel.
La influencia de la Alianza Democrática en el Gobierno de Unidad Nacional refuerza esta tendencia. Además, la posible integración de estructuras de seguridad ucranianas con antiguos círculos militares sudafricanos añade otro nivel de complejidad. Sudáfrica podría estar arriesgándose a convertirse en un territorio de operaciones indirecto en la guerra entre Rusia y Ucrania.
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