Ante una creciente ola de incidentes de sabotaje y daños accidentales, la Unión Europea y varios países del Sudeste Asiático están intensificando esfuerzos conjuntos para proteger las infraestructuras críticas de cables submarinos, fundamentales para las telecomunicaciones y el comercio global. Con más del 95 % del tráfico de internet intercontinental circulando a través de estas redes ocultas bajo el lecho marino, los recientes episodios en el mar Báltico, el mar Rojo y el estrecho de Taiwán han puesto en evidencia su vulnerabilidad.
La seguridad digital de Europa se traslada al fondo del mar
La Unión Europea está adoptando un enfoque proactivo para proteger los cables que conectan continentes y sostienen el tráfico global de datos. En febrero, Bruselas presentó su Cable Security Action Plan, que propone fortalecer la cooperación con socios del Indo-Pacífico, mejorar los protocolos de respuesta ante incidentes y desplegar lo que denomina una “diplomacia del cable”. Esta iniciativa busca coordinar esfuerzos diplomáticos, técnicos y militares para proteger una red de millones de kilómetros que transporta el 99% del tráfico global de internet.

En la misma linea, la Comisión Europea anunció que se invertirán 540 millones de euros adicionales entre 2025 y 2027 para financiar proyectos de infraestructura digital, incluyendo cables submarinos inteligentes, con prioridad en los Proyectos Estratégicos de Interés Europeo en materia de cables. Empresas europeas como Alcatel Submarine Networks ya lideran el sector de instalación de cables, mientras varios países han intensificado patrullajes navales y aéreos en zonas críticas como el mar Báltico, tras una serie de incidentes que algunos gobiernos vinculan a acciones encubiertas de Rusia.
El Sudeste Asiático se moviliza ante sabotajes y disputas territoriales
En el Sudeste Asiático, los cables submarinos enfrentan no solo amenazas técnicas y naturales, sino también fricciones geopolíticas vinculadas a disputas marítimas con China. En los últimos meses, funcionarios taiwaneses detuvieron un barco de bandera china tras la ruptura de un cable cercano a la isla, mientras que Pekín ha presionado a consorcios que tienden cables desde Japón a través del mar de China Meridional para que soliciten su “permiso”, intensificando su estrategia de soberanía sobre aguas disputadas.

Ante este panorama, países como Vietnam, Singapur y Filipinas están ampliando patrullajes, actualizando normas marítimas y buscando nuevas alianzas tecnológicas. El ministro de Defensa de Singapur subrayó recientemente la necesidad de proteger ambos extremos de las conexiones, resaltando la importancia de un enfoque multilateral. Por su parte, Vietnam, cuya capacidad de conexión se vio severamente afectada por fallas en cinco cables en 2023, planea instalar cuatro nuevas líneas y está incentivando a sus empresas a buscar inversión europea como alternativa a la rivalidad China-EE.UU.
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