La Armada del Ejército Popular de Liberación de China amplió esta semana su presencia en el Pacífico occidental al desplegar su portaaviones Liaoning y un grupo de escolta frente a las costas de Iwo Jima, en lo que constituye su incursión más lejana al este de Japón hasta la fecha. El movimiento, confirmado por el Ministerio de Defensa japonés, ocurre en un contexto de creciente actividad naval china desde el Mar de China Meridional hasta aguas cercanas a Filipinas.

Según las Fuerzas de Autodefensa japonesas, aviones y helicópteros chinos fueron observados despegando y aterrizando sobre el buque, en maniobras que evidencian una progresiva sofisticación operativa por parte de la marina china en zonas alejadas de su litoral.
La ubicación elegida no es casual. La zona al sureste de Japón es vista por analistas militares como una región crítica en caso de un conflicto por Taiwán, la isla democrática que Pekín considera parte de su territorio y cuya recuperación, incluso por la fuerza, forma parte del objetivo de modernización militar del presidente Xi Jinping.
Expansión estratégica más allá de la primera cadena de islas
Las maniobras chinas en el entorno de Iwo Jima reflejan un esfuerzo deliberado por proyectar capacidades más allá de la denominada “primera cadena de islas”, una línea geoestratégica que abarca Japón, Taiwán y Filipinas. El Pentágono advirtió en diciembre que, si bien la capacidad china para operar más allá de esta línea sigue siendo modesta, está en rápido crecimiento gracias a nuevas plataformas y una experiencia operativa cada vez más consolidada.

Por su parte, Lin Jian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, defendió las actividades navales como “coherentes con el derecho internacional” y pidió que fueran observadas “objetiva y racionalmente”.
Durante el último mes, China ha desplegado cerca de 70 unidades navales, incluidos sus dos portaaviones activos, en zonas marítimas que abarcan desde el Mar de China Oriental hasta el Mar de Filipinas, según reportes de funcionarios de seguridad de Taiwán.
El Fujian y la consolidación del poder naval chino
A esta expansión se suma el avance del tercer portaaviones chino, el Fujian, que completó recientemente su octava ronda de pruebas en alta mar y se espera que entre en servicio durante 2025. A diferencia de sus predecesores, el Fujian incorpora tecnología de catapulta electromagnética, lo que representa un salto cualitativo en las capacidades de proyección aérea de la Armada china.
Según un alto funcionario taiwanés, la intensificación de estas maniobras refleja una estrategia clara de Pekín para ejercer autoridad sobre el Pacífico occidental y transformar el área delimitada por la primera cadena de islas en su “mar interior”.

Con cada despliegue, China refuerza su aspiración de consolidarse como potencia marítima de alcance global, desafiando el equilibrio de fuerzas en una región donde Estados Unidos y sus aliados han mantenido la supremacía naval durante décadas.
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