En un contexto de crecientes tensiones geopolíticas en el Indo-Pacífico, Japón y Filipinas dieron un paso clave hacia una mayor articulación en materia de defensa y seguridad. El primer ministro japonés, Ishiba Shigeru, y el presidente filipino, Ferdinand Marcos Jr., mantuvieron un encuentro de alto nivel en Manila el martes, donde acordaron intensificar la cooperación bilateral en el ámbito militar, con miras a consolidar una alianza estratégica frente al comportamiento cada vez más agresivo de China en el Mar del Sur y el Mar de China Oriental.

Hacia un acuerdo logístico militar
Durante la reunión de 90 minutos, ambos mandatarios reafirmaron que sus países están unidos por el mar y por valores fundamentales como el Estado de derecho. Subrayaron además que Japón y Filipinas son aliados de Estados Unidos, lo que refuerza la lógica de una cooperación trilateral más robusta en la región. En su declaración conjunta, coincidieron en la necesidad de oponerse a cualquier intento de modificar el statu quo mediante el uso de la fuerza o la coerción, en clara referencia a las acciones de Beijing.
Como parte del acuerdo de cooperación en seguridad, las partes se comprometieron a iniciar negociaciones formales para establecer un Acuerdo de Adquisición y Servicios Cruzados (ACSA, por sus siglas en inglés). Este pacto permitirá la provisión mutua de suministros, apoyo logístico y servicios entre las Fuerzas de Autodefensa de Japón y las Fuerzas Armadas de Filipinas, un paso significativo que facilitará operaciones conjuntas, ejercicios militares y respuestas coordinadas ante desastres naturales.

Intercambio de información sensible
En paralelo, Tokio y Manila comenzarán conversaciones para firmar un acuerdo de protección de información, destinado a resguardar la confidencialidad de datos de seguridad sensibles intercambiados entre ambos gobiernos. Este punto es especialmente relevante dada la creciente digitalización del entorno de defensa y los riesgos asociados a la ciberseguridad.
Más allá de lo militar, la reunión abordó el impacto de las nuevas políticas arancelarias de Estados Unidos sobre la economía global. Ishiba expresó su intención de monitorear la situación escuchando a las empresas japonesas radicadas en Filipinas. Asimismo, los líderes ratificaron su compromiso con el fortalecimiento de la infraestructura filipina mediante inversiones japonesas en sectores estratégicos como telecomunicaciones, energía, logística y gestión del riesgo ante desastres.
Un vínculo casi de aliados
En la conferencia de prensa posterior, Ishiba definió a Filipinas como un socio “cercano a un aliado”, destacando que la relación bilateral se encuentra en uno de sus puntos más altos históricos. Su visita también incluyó un gesto simbólico: un encuentro con ciudadanos filipinos de ascendencia japonesa que fueron abandonados durante el caos de la Segunda Guerra Mundial. Ishiba reconoció la deuda histórica con estas personas y prometió avanzar en su reconocimiento como ciudadanos japoneses y facilitar su retorno temporal a Japón.
El creciente alineamiento entre Japón y Filipinas refuerza una tendencia más amplia en Asia: la consolidación de alianzas multilaterales frente al avance de China. En este tablero geopolítico, ambos países no solo se posicionan como actores regionales relevantes, sino como pilares fundamentales de una arquitectura de seguridad cada vez más interdependiente.
Te puede interesar: China toma el control de un banco de arena en el Mar Meridional y provoca tensión con Filipinas













