El Ministerio de Defensa de Taiwán registró seis aeronaves y doce embarcaciones del EPL alrededor de Taiwán en 24 horas, denunciando también una campaña sostenida por parte de China de “zona gris”. Ya son 228 incursiones aéreas y 140 navales en lo que va de diciembre.

El Ministerio de Defensa de Taiwán informó que entre las 6 de la mañana del viernes y la mañana de este sábado detectó seis aeronaves militares chinas, once buques de la Armada del EPL y un barco oficial operando alrededor de la isla. Ninguno de los aparatos cruzó la línea media del Estrecho de Taiwán ni ingresó a la Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ) taiwanesa, pero Taipéi respondió con el procedimiento habitual: despegue de aviones de combate, despliegue de unidades navales y activación de sistemas de misiles costeros para seguimiento y eventual respuesta.
Según la propia cartera de Defensa, solo en lo que va del mes Taiwán ha registrado 228 incursiones de aeronaves y 140 movimientos de buques chinos en sus alrededores. Desde septiembre de 2020, Beijing viene incrementando de forma gradual este tipo de patrullas, que se mueven en el límite de la legalidad sin llegar a un enfrentamiento abierto.
De Taiwán a Nueva Zelanda y Corea del Sur: un mismo patrón regional
Como ya analizó Escenario Mundial anteriormente, Taiwán, Nueva Zelanda y Corea del Sur enfrentan la misma dinámica con distinto mapa: la expansión controlada pero cada vez más agresiva de las operaciones aéreas y navales chinas (a veces coordinadas con Rusia) en los espacios grises del Indo-Pacífico. A principios de diciembre, el buque logístico neozelandés HMNZS Aotearoa fue “sombreado” por siete buques de la Armada china mientras cumplía tareas de vigilancia de sanciones de la ONU contra Corea del Norte, y cómo Seúl debió despegar cazas tras el ingreso de aviones chinos y rusos en la KADIZ, su zona de identificación de defensa aérea.

Ninguno de estos episodios llegó al umbral de un ataque, pero todos contribuyen a una campaña sostenida de presión militar y prueba de límites, que ahora se replica día a día frente a Taiwán. Pero desde la óptica militar, estas patrullas permiten a China recoger inteligencia en tiempo real, medir tiempos de reacción de Taiwán y sus socios, y entrenar a sus tripulaciones en escenarios de alta densidad de tráfico aéreo y naval.
En el plano político y estratégico, las incursiones envían varios mensajes simultáneos: a la isla, que su margen de maniobra se reduce; a Estados Unidos y sus aliados, que cualquier escalada en el apoyo a Taipéi tendrá costos crecientes; y al público interno chino, que el EPL sostiene una postura activa sobre lo que Beijing considera una “provincia rebelde”. Todo ello sin cruzar abiertamente la línea de un casus belli.
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