Los F-16 de la Real Fuerza Aérea de Tailandia llevaron a cabo al menos ocho ataques aéreos contra posiciones del ejército camboyano a lo largo de la frontera común, informaron autoridades tailandesas en medio de una escalada que vuelve a poner en riesgo el frágil alto el fuego vigente entre ambos países. Según la versión difundida por Bangkok, los bombardeos se produjeron en respuesta al fuego de ametralladoras y armas pesadas provenientes de Camboya, incidente que dejó dos soldados tailandeses muertos y ocho heridos.

La acción aérea con F-16 forma parte de una operación combinada que incluyó artillería y movimientos terrestres sobre sectores que Tailandia describe como críticos para la seguridad de poblaciones civiles cercanas, incluyendo un aeropuerto y un hospital. Los funcionarios tailandeses afirmaron que el uso de poder aéreo buscó “disuadir y reducir las capacidades militares camboyanas”, al tiempo que iniciaron planes de evacuación para civiles de las áreas fronterizas.
En contraste, el Ministerio de Defensa de Camboya denunció que sus posiciones fueron atacadas mediante bombardeos de F-16, fuego de artillería, asaltos blindados, armas livianas e incluso “el uso de gas químico”, aunque aseguró que las tropas camboyanas “no han respondido” y se mantienen en una postura estrictamente defensiva. Phnom Penh sostiene que el ataque tailandés constituye una violación directa del alto el fuego mediado meses atrás por el entonces presidente estadounidense Donald Trump.

El repunte de violencia se suma al largo historial de tensiones por los 800 kilómetros de frontera disputada, principalmente en torno al área del templo de Preah Vihear, zona donde ambas fuerzas han protagonizado enfrentamientos recurrentes por reivindicaciones territoriales. En julio, un choque previo dejó 40 muertos y cientos de miles de desplazados, hasta que se alcanzó un cese del fuego impulsado por Washington.
Frente a esta nueva escalada, el primer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim, llamó a ambas partes a ejercer “máxima moderación” y a preservar los canales diplomáticos abiertos, advirtiendo que “la región no puede permitirse que disputas de larga data deriven en ciclos de confrontación”. Analistas regionales señalan que la reanudación del conflicto podría tensar nuevamente a la ASEAN y complicar los esfuerzos para estabilizar la relación bilateral.
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