La presencia simultánea de buques de guerra de China y Estados Unidos en las inmediaciones de Scarborough Shoal, dentro del mar de China Meridional y a apenas 120 millas náuticas al oeste de Luzón, volvió a encender las alarmas en Filipinas y a subrayar el rol del aliado estadounidense en la disputa. Según informó el portal especializado Naval News, una patrulla aérea de conciencia situacional marítima de la Guardia Costera de Filipinas detectó esta semana a un destructor estadounidense de la clase Arleigh Burke navegando en proximidad de unidades de la Armada del EPL y de la Guardia Costera de China alrededor del bajo de Scarborough, un punto sensible dentro de la zona económica exclusiva filipina que Beijing reivindica como propio.

Durante el vuelo de patrulla, el avión filipino identificó al menos dos grandes combatientes de superficie chinos —la fragata Tipo 054A Dali (553) y el destructor Tipo 052D Nanning (162)— además de varios guardacostas chinos que bloqueaban los accesos a la laguna del arrecife, una táctica ya habitual para impedir el ingreso de pesqueros filipinos. De acuerdo con el reporte, los buques chinos llegaron a desafiar por radio a la aeronave de Filipinas para que abandonara el área. En paralelo, la Séptima Flota estadounidense confirmó que el destructor USS Rafael Peralta (DDG-115), desplegado de forma permanente en Yokosuka, se encontraba ejecutando “operaciones rutinarias en el mar de China Meridional” en las cercanías del mismo punto, en lo que constituye una nueva exhibición de presencia naval estadounidense frente a los intentos chinos de consolidar el control efectivo del banco.
Tensiones recurrentes
El episodio se produce en un contexto de creciente fricción diplomática por el escollo de Scarborough después de que China anunciara su intención de declarar el área “reserva natural nacional”, una figura que para Manila podría ser el preludio de una militarización encubierta similar a la registrada en Mischief Reef en los años noventa. Aunque la República Popular China ejerce el control de facto del arrecife desde el enfrentamiento de 2012, el laudo arbitral de La Haya de 2016 declaró ilegales las reclamaciones chinas basadas en la “línea de nueve trazos” y reconoció que Scarborough se encuentra dentro de la zona económica exclusiva filipina, fallo que Beijing rechazó.

Para Manila, la combinación de guardacostas, milicia marítima y buques de guerra chinos en un punto tan cercano a Luzón constituye un riesgo directo tanto para la seguridad de sus pesqueros como para la credibilidad del derecho internacional en el Sudeste Asiático. La Guardia Costera ha denunciado reiteradamente maniobras “temerarias” de los guardacostas chinos, incluidos embestidas, uso de cañones de agua a alta presión y colocación de barreras flotantes para impedir el acceso de embarcaciones de Filipinas.
En paralelo, Estados Unidos y Filipinas vienen elevando su propio perfil militar en la zona, mientras que China cree que estos movimientos forman parte de una estrategia de “contención” liderada por Estados Unidos. Además, Beijing sostiene que Scarborough Shoal y las aguas circundantes forman parte de su territorio histórico y acusa a Washington de “provocar” al enviar destructores y portaaviones a operar tan cerca de sus fuerzas. Para Manila y Washington, en cambio, las operaciones estadounidenses se apoyan en el principio de libertad de navegación y en el Tratado de Defensa Mutua de 1951, que compromete a Estados Unidos a defender a Filipinas en caso de ataque armado, incluido en el mar de China Meridional.
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