El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó que habló con el jefe de estado de Venezuela, Nicolás Maduro, mientras su país evalúa operaciones terrestres sobre la nación latinoamericana. El contacto se produce mientras el espacio aéreo del país sudamericano se halla cerrado por pedido expreso de Washington, en lo que podría ser el prólogo a una acción sobre el régimen de Caracas que venga desde el aire.

“No diría que fue bien o mal. Fue una llamada”, se limitó a decir Trump a periodistas el domingo a bordo del Air Force One. La ambigüedad sobre la conversación está a tono con las declaraciones recientes del presidente norteamericano sobre su conflicto con Venezuela, donde no ha querido adelantar los próximos pasos que tomará en la escalada o su objetivo para ponerle fin al conflicto.
Sin embargo, es innegable que Estados Unidos construyó una fuerza militar alrededor de Maduro que le da diferentes capacidades sobre Venezuela. Entre ellas está la flota naval que la Marina de este país reforzó en el Caribe sur, cuyo objetivo declarado es combatir el narcotráfico que cruza esas aguas, pero que incluye al portaviones más grande de su flota, el USS General Ford. Semejante despliegue configura una fuerza con 15.000 efectivos disponibles y distintas opciones aéreas para realizar ataques en mar y tierra.
El foco de esta fuerza militar estuvo centrado en atacar embarcaciones supuestamente ligadas al narcotráfico en las aguas internacionales cercanas a la costa de Venezuela. De esta manera, al menos 83 personas han muerto en bombardeos sin que se revele su identidad o vínculos con el narcotráfico, en más de 20 ataques realizados sobre presuntas narcolanchas en el Caribe y el este del Pacífico.

Pero la posibilidad de que estas fuerzas sean utilizadas en bombardeos sobre Venezuela volvió a agitarse este fin de semana, cuando el presidente Trump comunicó que el espacio aéreo de Venezuela debía considerarse “totalmente cerrado”. A partir de esta advertencia, seis aerolíneas suspendieron vuelos hacia y desde el país sudamericano, que en represalia emitió suspensiones contra la española Iberia, la portuguesa TAP, la colombiana Avianca, la filial colombiana de la chileno-brasileña Latam, la brasileña GOL y la turca Turkish.
Trump habría pedido la renuncia de Maduro en Venezuela
Al día siguiente, se habría producido la llamada entre Trump y Maduro, cuyo contenido y tono no fue informado por fuentes oficiales. El diario Miami Herald informó que en esta llamada, Washington insistió a Maduro y sus socios de gobierno que abandonen el país para permitir la realización de elecciones.
Una fuente citada por el periódico estadounidense sostuvo que una de las cosas que Maduro pidió fue “una amnistía global por cualquier crimen del que se lo acuse a él y a su grupo, algo que fue rechazado”. “Segundo”, aseguró la fuente consultada por el Miami Herald, “pidieron retener control de las fuerzas armadas -de manera similar a lo que pasó en Nicaragua en 1991 con Violeta Chamorro-, en retorno, permitirían las elecciones libres”.

Sea cual fuera el contenido de la conversación entre Trump y Maduro, la falta de información oficial entre ambos demuestra que el canal de negociación sigue abierto, aún cuando se acumulan los recursos militares de Estados Unidos, ya sea como herramienta de presión o posibilidad real de un ataque.
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