La presencia de bombarderos estratégicos B-52H Stratofortress de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en el sur de España volvió a encender el radar europeo, luego de que varias unidades procedentes de la 2nd Bomb Wing en Barksdale (Luisiana) aterrizaron en la base aérea de Morón, en Sevilla. A principios de noviembre, arribaron al país para participar en la Bomber Task Force Europe 26-1, un despliegue rotativo de bombarderos pesados en el teatro europeo.

Lejos de ser un movimiento aislado, la operación encaja en un patrón ya consolidado en donde Washington utiliza a Morón como plataforma para entrenar con aliados de la OTAN, probar conceptos de empleo ágil de combate y enviar un mensaje de disuasión a Rusia. Cabe recordar que la Bomber Task Force (BTF) es el nombre que la Fuerza Aérea de EE.UU. da a sus despliegues rotativos de bombarderos estratégicos fuera del territorio continental.
En el caso europeo, la BTF Europe 26-1 implica el traslado temporal de B-52H a Morón para realizar operaciones y entrenamientos multinacionales junto a Finlandia, Lituania, Suecia y otros aliados, combinando vuelos de largo alcance, escoltas con cazas europeos y simulaciones de ataque y defensa aérea en escenarios de alta intensidad. Estos despliegues permiten a las tripulaciones de bombarderos refinar tácticas, aumentar la flexibilidad y fortalecer la coordinación con aliados, al operar “hombro con hombro” en el espacio aéreo europeo. Al mismo tiempo, sirven para ensayar el concepto de Agile Combat Employment (ACE): dispersar medios en bases secundarias o poco previsibles, como Morón, y demostrar que EE.UU. puede proyectar poder aéreo desde localizaciones flexibles en Europa y África sin depender siempre de las mismas grandes bases.
Función de “hub” de tránsito hacia Oriente Medio y otros teatros de operaciones.
La elección de Morón no es casual. La instalación, compartida por España y Estados Unidos, ofrece una ubicación estratégica, siendo la puerta de entrada al Mediterráneo, el norte de África, el Sahel y el flanco oriental de la OTAN. Además, cuenta con infraestructura apta para bombarderos pesados como el B-52H, con pistas largas, áreas de estacionamiento y facilidades logísticas.

En paralelo, aunque la misión inmediata es de entrenamiento, el mensaje de fondo es inequívoco. En plena guerra en Ucrania y con un entorno estratégico europeo marcado por la rivalidad con Rusia, la presencia de B-52 en Morón reafirma el compromiso de EE.UU. con la seguridad europea y con la defensa del territorio de la OTAN que tanto se ha puesto en duda con el mandato del presidente Donald Trump. Más allá de ello, permite practicar misiones de largo alcance desde suelo aliado hacia posibles teatros de crisis en el Este y el sur del Mediterráneo, además de reforzar la interoperabilidad con fuerzas aéreas europeas, que escoltan, integran y ejercitan procedimientos conjuntos con los bombarderos estadounidenses.
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