Boeing, empresa con base en Estados Unidos, presentará por primera vez en Medio Oriente su drone de combate furtivo MQ-28 Ghost Bat durante el Dubai Airshow, en un movimiento que apunta directamente al futuro de la guerra aérea: la combinación de aviones tripulados con sistemas no tripulados de alta autonomía. El anuncio lo hizo el propio fabricante, que definió al Ghost Bat como una “aeronave de combate colaborativa de nueva generación”, pensada para operar como loyal wingman (numeral leal) junto a cazas tripulados y plataformas de mando, ampliando su alcance, capacidad de vigilancia y poder de fuego.

El MQ-28 Ghost Bat fue desarrollado por Boeing Australia junto a la Real Fuerza Aérea Australiana (RAAF), siendo el primer avión de combate diseñado en ese país en más de medio siglo. En términos específicos, se trata de un drone a reacción de unos 11,5 metros de largo, con una autonomía superior a los 2.300 km ya que fue pensado para operar a larga distancia en entornos disputados. Asimismo, utiliza inteligencia artificial y altos niveles de autonomía para comprender la misión, adaptarse a cambios en el entorno y coordinarse con aeronaves tripuladas.
El “eslabón” de la guerra aérea colaborativa
La elección del nombre no es casual: el ghost bat es un murciélago australiano que caza en grupo, una metáfora directa del concepto de enjambre de drones colaborativos apoyando a un pequeño número de plataformas tripuladas. El aparato realizó su primer vuelo en 2021 y ya superó las 100 salidas de prueba, incluyendo operaciones desde bases reales de la RAAF, así como despliegues en diversos puntos geográficos, utilizando un avión de transporte C-17 Globemaster y contando con el poyo de un avión AEW&C E-7 de alerta temprana y control.

La aparición del MQ-28 en Dubái lo coloca en la vitrina de una región donde casi todas las grandes fuerzas aéreas están pensando lo mismo: cómo multiplicar sus flotas de cazas sin invertir miles de millones en más aviones tripulados. En EE.UU., ese giro está formalizado en el programa Collaborative Combat Aircraft (CCA) de la Fuerza Aérea, que busca dotar a aviones de combate, como el F-35 y los futuros cazas NGA, de “escuderos” no tripulados que:
- Penetren primero en zonas de alto riesgo.
- Aporten sensores adelantados e inteligencia en tiempo real.
- Actúen como señuelos o plataformas de guerra electrónica.
- Eventualmente porten armamento aire-aire o aire-superficie.
El MQ-28 encaja exactamente en esa lógica: un sistema relativamente más económico que un caza, sacrificable si es necesario, pero capaz de volar en el mismo paquete táctico y recibir órdenes de un piloto humano o de un avión de mando. Según analistas citados por medios especializados, el Ghost Bat compite en un ecosistema donde ya existen otros prototipos del concepto “loyal wingmen”, como el XQ-58A Valkyrie (EE.UU.), el S-70 Ojotnik (Rusia), el Kızılelma (Turquía) o el nEUROn europeo, lo que confirma que la próxima generación de poder aéreo será híbrida: humanos + algoritmos + enjambres de drones.
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