Dos bombarderos estratégicos B-52H de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF) fueron observados este jueves orbitando a unos 70 kilómetros del litoral de Venezuela, en proximidades de Punto Fijo, Coro y Maiquetía. El operativo coincide con el reposicionamiento del portaaviones USS Gerald R. Ford hacia el área del Comando Sur de Estados Unidos. Según los registros públicos, las aeronaves habrían despegado desde la base Minot AFB, en Dakota del Norte, y efectuaron un recorrido sobre el Caribe antes de virar al norte, en dirección a las Antillas neerlandesas.
“Encabezando nuestra lista de vuelos más rastreados se encuentran ahora dos bombarderos B-52 de la Fuerza Aérea de EE. UU. orbitando frente a la costa de Venezuela”, publicó Flightradar24 en su cuenta oficial de X, junto con la imagen de la trayectoria.

El sobrevuelo se inscribe en las operaciones de patrullaje y vigilancia aérea que el Comando Sur de Estados Unidos (USSOUTHCOM) coordina desde el mes de septiembre, en apoyo a la campaña contra organizaciones criminales transnacionales. Fuentes abiertas señalan que estos vuelos se ejecutan bajo protocolos de disuasión y reconocimiento, y que las aeronaves permanecieron visibles en radares civiles durante gran parte del trayecto, sin ingresar en espacio aéreo venezolano. Este tipo de misiones, conocidas como “Bomber Task Force Flights”, forman parte de la estrategia de presencia global de la USAF, que busca mantener capacidades de despliegue rápido en los principales teatros operativos del hemisferio.
En paralelo, el portaaviones USS Gerald R. Ford (CVN-78) y su grupo de ataque cruzaron el Estrecho de Gibraltar el 4 de noviembre rumbo al Atlántico occidental, para incorporarse al dispositivo del Comando Sur. Según el vocero del Departamento de Guerra, Sean Parnell, la operación busca “reforzar la capacidad de detección y monitoreo de actividades ilícitas en el hemisferio occidental”. El grupo incluye destructores Arleigh Burke, un submarino de ataque, unidades Marines y aeronaves F-35B basadas en Puerto Rico, constituyendo el mayor despliegue estadounidense en la región desde la década de 1990.

Los recientes movimientos aéreos y navales estadounidenses ocurren mientras la administración Trump mantiene su campaña de interdicción marítima contra el tráfico de drogas en el Caribe. El gobierno de Venezuela ha reforzado la vigilancia costera y calificó la actividad como parte de “operaciones de seguridad extranjeras en aguas internacionales”.
Analistas señalan que, más allá del componente táctico, estas operaciones responden a la reorientación estratégica de Estados Unidos hacia el hemisferio occidental, en un escenario donde las misiones de defensa se concentran en el Caribe y América del Sur bajo el marco del Comando Sur.
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