El USS Gerald R. Ford (CVN-78) cruzó este martes el Estrecho de Gibraltar rumbo al Atlántico, según confirmó el Departamento de Guerra de EE.UU. La nave insignia de la Marina de Estados Unidos se dirige ahora al área de responsabilidad del Comando Sur (USSOUTHCOM) para integrarse al refuerzo militar que la administración Trump mantiene en el Caribe desde septiembre. El vocero del Pentágono, Sean Parnell, señaló que “la presencia reforzada de Estados Unidos en el área del Comando Sur incrementará la capacidad para detectar, monitorear y desarticular actores ilícitos que amenazan la seguridad del hemisferio occidental”. La operación se inscribe dentro de la campaña de ataques contra embarcaciones sospechadas de narcotráfico, que ya dejó más de 60 muertos en 14 acciones militares en aguas del Caribe y el Pacífico oriental.

La partida del Gerald R. Ford deja a Estados Unidos sin portaaviones operativos en Europa ni en Medio Oriente, una situación poco común desde la posguerra. El buque había sido el buque insignia de los ejercicios Neptune Strike de la OTAN y tenía previsto continuar su despliegue europeo hasta fin de año. Con esta decisión, la administración Trump profundiza su reorientación estratégica hacia el hemisferio occidental, en línea con la doctrina de “seguridad extendida” impulsada por el secretario de Guerra Pete Hegseth.
El grupo de ataque del Ford se unirá a fuerzas ya desplegadas en el Caribe, incluyendo el grupo anfibio USS Iwo Jima (LHD-7), el USS San Antonio (LPD-17) y un escuadrón de F-35B Lightning II con base en Puerto Rico. Analistas de defensa señalan que el movimiento reconfigura las prioridades de presencia naval estadounidense, trasladando activos desde escenarios euroasiáticos hacia su área de influencia directa.

El frente caribeño: entre la disuasión y la escalada con Venezuela
El despliegue del Ford coincide con el aumento de tensiones entre Washington y Caracas, tras las operaciones militares estadounidenses contra embarcaciones que el Pentágono vincula al Tren de Aragua y a redes “narco-terroristas” en la región.
Desde Venezuela, el gobierno de Nicolás Maduro calificó la presencia del portaaviones como “una provocación imperial” y anunció el refuerzo de su defensa costera y aérea.

A su vez, Colombia y México han expresado inquietud por el uso de fuerza letal extraterritorial sin coordinación regional, mientras la ONU cuestiona la legalidad de los ataques unilaterales bajo la doctrina de “autodefensa ampliada”. El Ford se suma así al dispositivo más grande de proyección naval de EE.UU. en el Caribe desde la Crisis de los Misiles de 1962, con presencia simultánea de destructores, submarinos, unidades del Cuerpo de Marines y aeronaves furtivas.













Excelente escenario. Por fin los Estados Unidos le están dando un valor estratégico al continente americano; al darle el soporte requerido militarmente con estos equipamientos. Reactivar militarmente a puerto Rico le mejorará su economía y a otras islas del caribe. Otros países que tienen una situación similar a la de Venezuela que pongan sus barbas en remojo