La victoria obtenida por el gobierno del presidente Milei en las elecciones legislativas de Argentina trajo consigo una serie de reacciones económicas y financieras con la apertura de los mercados este lunes y un análisis sobre cómo seguirá la relación con Estados Unidos, gran cómplice del triunfo de la Libertad Avanza. Con cerca del 40% del voto, la coalición oficialista se posiciona con un respaldo considerable, lo que refuerza su capacidad para operar políticas de mercado y avanzar con su plan de reformas.

Desde el frente financiero internacional, se generó una reacción inmediata. Los mercados respondieron con subidas en bonos soberanos argentinos bajo ley extranjera entre 10 y 12 puntos. En esta línea, los ADR de empresas argentinas en bolsa de EE.UU. subieron entre 24 % y 41 %, mientras que el fondo cotizado que sigue el país, el Global X MSCI Argentina ETF, ascendió ~17,3 %. Según información de Reuters, los títulos globales 2030, 2035, 2038 y 2041 subieron entre ~15 % y ~23 %.
Además, el peso argentino se apreció hasta 10 % contra el dólar en ciertos mercados de criptomonedas tras el anuncio. Esto sugiere que la expectativa de menor riesgo país se trasladó también al tipo de cambio y se interpreta como un aval de los inversores al nuevo escenario político-económico.
En este sentido, los principales bancos de inversión subrayan que el triunfo posiciona al Gobierno “en una posición óptima para capitalizar el respaldo político y financiero extendido por Washington”. Con ello, el escenario se abre para reformas macroeconómicas más ambiciosas: revisión tributaria, laboral, apertura a inversión directa, cambios en el régimen cambiario.
¿Qué le depara al vínculo entre Estados Unidos y Argentina?
Otro punto importante es el vínculo con los Estados Unidos, que tras este triunfo gana centralidad: Washington había anunciado ya una línea de intercambio de divisas por 20 000 millones USD y se encuentra en camino otro paquete de hasta 20 000 millones USD para inversiones privadas y fondos soberanos. Esto le da un respiro temporal a Milei, puntualmente si consideramos que necesita respaldo financiero y legitimidad internacional para mantener su programa de reformas y ajustes en Argentina

Sin embargo, recientes declaraciones del secretario del Tesoro estadounidense dejan en claro que ese apoyo está condicionado a la continuidad de políticas económicas “adecuadas”. De hecho, el propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump, había declarado que “no perderán más su tiempo” con Argentina si Milei no obtenía un buen resultado en estas elecciones.
Una relación que genera vulnerabilidades de compromiso y autonomía
Este esquema representa una mutación de la diplomacia argentina, que ya no es solo una negociación de deuda o multilateralismo clásico, sino una relación más directa de apoyo financiero-político entre Washington y Buenos Aires. Esa deriva puede generar vulnerabilidades de compromiso y autonomía, pero ¿por qué?
El analista Federico Merke, citado el trabajo de Matías Spektor y Guilherme Fasolun, de la Fundación Getulio Vargas, explica que ciertas alianzas internacionales no se basan tanto en vínculos institucionales entre Estados como en relaciones estratégicas entre líderes. En ese esquema, el actor dominante ofrece recursos o beneficios a cambio de lealtad y alineamiento político. El actor subordinado, por su parte, acepta esas condiciones para asegurar su supervivencia política y evitar una derrota. Se trata, en esencia, de un intercambio desigual: protección a cambio de obediencia.

Si se aplica este marco al presente, la descripción encaja con notable precisión. Milei necesita respaldo financiero y reconocimiento externo para sostener su programa económico; Trump, en cambio, busca exhibir un ejemplo de éxito liberal en el Cono Sur que reafirme la influencia estadounidense y limite el avance de China. Sin embargo, esta simbiosis es frágil.
Ese tipo de relación -advierten Spektor y Fasolun- está expuesta al llamado “problema de compromiso”, cuando el líder dominante no puede o no desea garantizar la continuidad del apoyo, los mercados perciben vulnerabilidad. De allí surgen la volatilidad del peso, el aumento de las primas de riesgo y la sensación de incertidumbre que sobrevuela Buenos Aires.
El actual alineamiento, por tanto, se aleja de las viejas alianzas diplomáticas o de los pactos ideológicos de la Guerra Fría. Es, más bien, un pacto financiero y electoral, sustentado en flujos de liquidez, reciprocidades políticas y afinidades ideológicas entre figuras ajenas al establishment. Una diplomacia que fluctúa al ritmo de Wall Street y de los sondeos en Washington y Buenos Aires.
Los desafíos en adelante para Milei y la economía argentina
En este nuevo contexto, Milei transformó el concepto de soberanía en una cuestión de confianza. Pero esa confianza no se institucionaliza; se delega. Y delegar tanto poder en la voluntad del otro implica ceder autonomía futura a cambio de respaldo inmediato, explica Merke.
Lo cierto es que Argentina definitivamente se alineó, pero su eje ya no se define por la geografía, sino por el sistema financiero global. Milei aseguró el presente político del país pagando con la moneda de su futuro margen de independencia. Ahora, para Argentina, el desafío será convertir ese respaldo externo en crecimiento interno sostenido.

En el terreno estratégico y de la relación bilateral, Argentina pasa a ocupar un lugar más relevante para EE.UU., que ve en el país un aliado estratégico en el Cono Sur frente a la expansión china. El escenario de subordinación total con EE.UU. e Israel parece consolidado, al tiempo que se reduce el margen para un giro más pragmático hacia Brasil o China, dos países que, hasta el año 2023, eran socios indiscutidos del Gobierno argentino.
A esto se suma el hecho de que los recientes datos publicados por el INDEC revelaron un notable en el cambio en los principales socios comerciales de Argentina, con China posicionándose como el principal destino de intercambio en el mes de septiembre. Dicho fenómeno señala una recalibración del comercio exterior argentino hacia Asia, que no es menor a la hora de mirar la foto completa para diseñar políticas exteriores y diplomáticas.
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