La alianza entre la administración de Javier Milei y la de Donald Trump se explicitó en palabras y en gestos en las semanas previas a las elecciones del 26 de octubre. Entre estos últimos destacan las intervenciones cambiarias realizadas por el Tesoro del país norteamericano para contener el valor del dólar en la recta final de la campaña y el anuncio de un “acuerdo de estabilización cambiaria” con el Banco Central por U$D 20 mil millones, que serviría como garantía del pago de los vencimientos de deuda que enfrenta la Argentina los próximos dos años.
Pero en el análisis político local, el 2026 y el 2027 aparecen como especulaciones etéreas cuando por delante están las elecciones legislativas. La incertidumbre acerca de la sostenibilidad del respaldo financiero de Estados Unidos después del 26 de octubre fue azuzada por el mismo Trump en la cumbre bilateral con el presidente argentino cuando dijo: “Si [Milei] pierde, no seremos tan generosos con la Argentina”.

En el trasfondo, factores geopolíticos como la disputa de Estados Unidos con China, la ubicación privilegiada de la Argentina en el Atlántico sur, su potencia en el ámbito de la energía, las posibilidades de inversión en tierras raras y desarrollos asociados a la IA extienden el panorama y permiten pensar otras motivaciones de largo plazo para el sostenimiento de la ayuda financiera que Washington D.C. hace sobre Buenos Aires.
El swap con Estados Unidos: ¿atado al 26 o al 27 de octubre?
El anuncio formal del Banco Central y el Tesoro de Estados Unidos buscó oficializar la alianza al hablar de “la suscripción de un acuerdo de estabilización cambiaria”. En este esquema, la Argentina dispondría de una línea de crédito por U$D 20 mil millones, mientras que el país norteamericano tendría una contraparte en pesos. Sin embargo, algunos detalles de este acuerdo sugieren que no se trata de un cheque en blanco. Entre ellos, se destaca el hecho de que, a diferencia de otros instrumentos similares como el préstamo swap que la Argentina tiene con China, estos fondos no se incorporan a las reservas del BCRA, sino que son tramos cuya llegada está atada a la discrecionalidad de Estados Unidos.
La volatilidad del mercado financiero local en las semanas previas a la elección alimenta la sensación de que un nuevo esquema cambiario se impondría en el país después del domingo. Se descuenta que, si este fuera el caso, los fondos norteamericanos ayudarán a hacer que esta transición sea lo más suave posible para la economía nacional, por lo que su permanencia a lo largo del tiempo toma relevancia en el análisis político.

El politólogo Gustavo Marangoni dijo a Escenario Mundial que “Donald Trump fue muy elocuente cuando supeditó la ayuda a la suerte electoral”, pero también dejó abierta una puerta a lo que el presidente argentino pueda hacer el 27 de octubre: “Como es sabido que ningún resultado le daría la posibilidad de manejar ambas cámaras, y para eso requeriría algún tipo de acuerdo, creo que lo que está sugiriendo o más que sugiriendo la administración de Estados Unidos es un cambio en el proceso de toma de decisiones, con los vínculos de quienes podrían ser potencialmente aliados y para eso la reforma del equipo de gobierno. Si eso se diese, la posibilidad de que se diera el swap se mantendría”.
“Si eso se hace difícil o imposible, ya sea porque el resultado del domingo no lo permite o porque la actitud posterior del gobierno no lo permite, creo que el tema de la ayuda entraría en una zona gris”, añade. Detrás de todo, elabora Marangoni, está la insostenibilidad del esquema cambiario: “Tanto desde dentro como desde fuera de la Argentina se visualiza que el sistema de bandas, en los niveles actuales por lo menos, está agotado, y a pesar de las declaraciones de Scott Bessent de que el peso está barato y el dólar caro, es difícil no percibir que la situación es al revés”.
En cambio, el magíster en Relaciones Internacionales y docente universitario Fabián Calle considera en diálogo con Escenario Mundial que el apoyo no está supeditado necesariamente a las elecciones, y que “el árbol tapa el bosque” de la geopolítica: “Claramente es una decisión estratégica que trasciende el muy corto y corto plazo. La combinación de un swap de U$D 20 mil millones que quedan a disposición para usarlos para pagar todos los bonos de 2026 y parte del 2027 en el caso que se necesite, no se veía desde 1995 con México, un país clave para la seguridad de los EE.UU.”.
Según su visión, “la posición estratégica de Argentina en el Atlántico Sur, pasos estratégicos entre Atlántico y Pacifico, así como la muy probable no renovación del Tratado Antártico en 23 años, operan en este sentido”. A esto se suma “el boom de la producción de petróleo y gas en la Argentina, así como una fuerte corriente de inversiones para la explotación de litio, cobre, tierras raras y uranio”. Calle lo sintetiza: “En la visión de los EE.UU. y de la misma Europa, Argentina se encamina a ser un player en tema energía y minerales, así como IA por las ventajas de temperatura y generación eléctrica en la Patagonia”.

Pero Calle sí subraya que “si en 2027 llega un gobierno que lo repudia y elige aliarse a China, Estados Unidos desactiva su asistencia sin mayor problema”, por lo que la única condición que Trump pondría a la gestión Milei es “que ganen” en dos años. La prioridad para el 2025, sugiere Calle, sería asegurar el tercio de legisladores que le permitan blindar los vetos a leyes que signifiquen gasto público, algo que es muy probable que el gobierno consiga añadiendo legisladores del PRO y la UCR.
Respecto al escenario poselectoral, el ex analista del Estado Mayor General de la Armada enfatiza que “EE.UU. sabe que las grandes reformas en la Argentina no se han logrado ni con 110 diputados como tenía Juntos por el cambio”, por lo que en los próximos dos años “apuesta a la estabilidad macro y a las desregulaciones en cosas que no necesitan al Congreso”.
Sin embargo, Calle también considera que este apoyo puede tener otro receptor en el mediano plazo, y que para lograr una mejor posición de cara a las próximas presidenciales que le permita su continuidad, “el gobierno deberá volver al esquema de alianzas que tuvo en el 2024 más algunos del lado de los gobernadores”, que en su momento le permitió promulgar la Ley Bases en amplia minoría.
El licenciado en Ciencias Políticas especializado en RR.II. Mariano Beldyk coincide, al apuntar que “a Estados Unidos lo que le interesa es cerrar un acuerdo con Argentina donde prevalezca su posición en temas como minerales, litio, tierras raras, una cooperación más profunda en Defensa”: “Milei le garantiza eso hoy, pero Milei es circunstancial, si el día de mañana se lo garantiza otro, digamos de los gobernadores, peronismo o radicalismo, le va a servir igual”.
De esta manera, todos los analistas consultados coinciden en que existe un llamamiento de Estados Unidos al gobierno de Milei para que “haga la tarea” y se asegure de poder mantenerse ante los ojos de Washington D.C. como la opción más viable para evitar un corrimiento de la geopolítica nacional hacia China.
Estados Unidos favorece el acercamiento político entre Milei y la oposición moderada
La posibilidad de establecer consensos es una narrativa muy diferente a aquella con la que el propio Milei encaraba las elecciones meses atrás, seguro de su victoria. Ante el apoyo de los gobernadores moderadamente opositores a proyectos como la ley de financiamiento universitario, la emergencia pediátrica o la emergencia en discapacidad, los desafiaba: “el 11 [de diciembre, día de la asunción de los nuevos legisladores] los espero”.
Sin embargo, ahora son los posibles aliados quienes lo esperan a él y mucho antes, el 27 de octubre. Algunos gestos de acercamiento, frágiles como brotes verdes, ya se produjeron: el pasado lunes 20 funcionarios del gobierno se reunieron de manera informal en la Cámara de Diputado con legisladores dialoguistas, para negociar las condiciones bajo las que el oficialismo podría disponer de su primer presupuesto en tres años de gestión.

Las asistencias al encuentro dan nombre a los bloques que podrían tender puentes con el gobierno después de las elecciones. Formaron parte de la reunión los diputados Nicolas Massot y Miguel Angel Pichetto (Encuentro Federal), Daiana Fernández Morlero y Silvana Guidici, (PRO), Eduardo Falcone (Desarrollo), Pablo Juliano y Manuel Aguirre (Democracia para Siempre), Martín Tetaz , Pamela Verasay, y Karina Banfi (UCR), José Luis Garrido (Por Santa Cruz) y Pablo Cervi (Liga del Interior). En cambio, el bloque de diputados de Unión por la Patria fue invitado pero desistió de concurrir, ya que como señaló el presidente del bloque Germán Martínez, prefieren sostener las discusiones en las reuniones formales de la comisión de Presupuesto y Hacienda.
Esta especie de cumbre legislativa emuló públicamente la reunión en las sombras que se filtró entre el asesor presidencial Santiago Caputo, el estratega político estadounidense Barry Bennett y los jefes de bloque de Encuentro Federal, Miguel Ángel Pichetto, el PRO, representado por Cristian Ritondo y la UCR, con Rodrigo de Loredo. Allí también, según trascendió, el foco fue buscar los mecanismos legislativos que permitan al gobierno sortear la debilidad con la que el mercado parece esperar que salga del 26 de octubre.
Pero los gestos preelectorales deberán ratificarse el 27, sobre todo en el caso de un líder mercurial como Milei. Mientras tanto, los fondos del Tesoro que garanticen los vencimientos podrán seguir -o no- hasta por dos años más, pero ese horizonte puede quedar muy lejos sin iniciativas políticas del gobierno que le den aire y posibilidades de continuidad.
Te puede interesar: Trump advierte a Milei que si colabora militarmente con China no hay apoyo y exhibe las condiciones geopolíticas del financiamiento de Estados Unidos












