En medio de las tensiones con EE.UU., Venezuela elevó su producción de crudo a 1,105 millones de barriles por día (bpd) en septiembre, según el último informe de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) basado en comunicaciones directas de sus países miembros. Esto representa un incremento de 8.000 barriles diarios respecto a agosto y consolida al país caribeño como uno de los pocos productores del bloque que mantiene una tendencia sostenida al alza durante 2024.

El repunte de la producción se da en un contexto de renovadas tensiones entre Caracas y Washington, luego de que Estados Unidos reimpusiera parcialmente sanciones al sector energético venezolano tras el vencimiento de la licencia 44 del Tesoro. Pese a estas restricciones, el Gobierno de Nicolás Maduro buscó diversificar sus destinos de exportación, fortaleciendo vínculos con China, India y otros socios del BRICS, además de avanzar en proyectos de cooperación técnica con Irán. Analistas sostienen que el aumento productivo refleja tanto la resiliencia del sector como el interés de la OPEP en sostener la estabilidad de la oferta global ante la volatilidad geopolítica.
En el contexto regional, el crecimiento de Venezuela contrasta con la reducción registrada por Nigeria (-15.000 bpd) y Libia (-14.000 bpd), según el mismo reporte. Con este nuevo impulso, el país sudamericano podría desempeñar un papel más relevante en la estrategia de la OPEP para equilibrar los precios del crudo, especialmente ante la presión de Estados Unidos por incrementar su propia producción doméstica. No obstante, expertos advierten que la sostenibilidad de este repunte dependerá de la capacidad venezolana para atraer inversión, modernizar su sistema de refinación y sortear las sanciones internacionales que siguen afectando su industria petrolera.
Venezuela busca a Rusia tras el bloqueo de Estados Unidos
Venezuela ahora compra a Rusia la nafta que antes importaba de Estados Unidos, un país que dejó de proveerle este recurso estratégico para diluir su petróleo extrapesado. En el aspecto energético, los dos países se necesitan, ya que la economía rusa también está fuertemente intervenida por sanciones internacionales. En lugar de quedar aislados, las penalidades económicas acaban acercando a los dos gobiernos autoritarios.

Pero esto no fue siempre así. Aunque la radicalización del proyecto político en Venezuela lleva tiempo generando tensiones con Estados Unidos, la administración Biden había abierto un canal a través de una licencia que permitía a compañías estadounidenses como Chevron operar en el país. Actualmente, aunque se mantienen envíos limitados hacia Estados Unidos bajo la autorización otorgada en julio por la administración Trump, Venezuela salió a buscar nuevos proveedores en el grupo que integra de naciones sancionadas.
Luego de acudir a China -su mayor cliente para el crudo extrapesado que se extrae en la Faja del Orinoco- e Irán, el palacio de Miraflores parece haber encontrado un socio más ajustado a sus necesidades en Rusia, con quien Maduro anunció este mes la firma de un acuerdo de asociación para impulsar la cooperación conjunta en energía y defensa.
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