Las exportaciones marítimas de productos petroleros de Rusia se desplomaron un 17,1% en septiembre respecto de agosto, hasta 7,58 millones de toneladas métricas, según cálculos de Reuters basados en datos de la industria energética. La caída se produjo luego de una serie de ataques con drones ucranianos que afectaron las operaciones de varias refinerías estratégicas, desde el Báltico hasta el sur del país.
Refinerías fuera de servicio y desvío de producción
Fuentes del sector señalaron que interrupciones no planificadas en plantas operadas por Surgutneftegaz, Lukoil y Rosneft provocaron una reducción abrupta de los volúmenes de combustible exportado, obligando al Kremlin a redirigir parte de la producción al consumo interno para evitar escasez.

Entre las instalaciones más afectadas figuran la refinería Kirishinefteorgsintez (Surgutneftegaz), la planta de Volgogrado (Lukoil) y el complejo de Samara (Rosneft), todos atacados en agosto y septiembre por drones ucranianos de largo alcance.
El impacto logístico: puertos del Báltico y del Mar Negro
Los embarques desde los puertos bálticos de Primorsk, Vysotsk, San Petersburgo y Ust-Luga cayeron 15,4% intermensual, a 4,36 millones de toneladas, mientras que los envíos a través del Mar Negro y el Mar de Azov se desplomaron 23,2%, hasta 2,52 millones de toneladas.
En contraste, las cargas desde los puertos árticos de Murmansk y Arkhangelsk crecieron ligeramente (+1,8%, hasta 30.200 toneladas), mientras que en el Extremo Oriente, los embarques descendieron 1,5%, a 661.300 toneladas.
Golpe a la capacidad refinadora y presión sobre Moscú
Los analistas advierten que los ataques sostenidos de drones ucranianos están erosionando la capacidad de refinación rusa, obligando a los operadores a priorizar el abastecimiento doméstico y reduciendo las exportaciones, una de las principales fuentes de divisas del Kremlin.
Según Reuters, la tendencia ya se venía consolidando: en 2024 las exportaciones marítimas de productos petroleros de Rusia ya habían caído un 9,1% anual, hasta 113,7 millones de toneladas, debido a los ataques ucranianos, las prohibiciones de exportación, los precios más débiles y los crecientes costos logísticos.
Un frente económico que se vuelve estratégico
El deterioro de la infraestructura energética rusa se convierte así en un nuevo frente del conflicto: Ucrania busca golpear la capacidad financiera de Moscú mediante ataques a su red de refinación, mientras Rusia intenta mantener la estabilidad del mercado interno y la cadena de suministros al sur global.
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