Un grupo de estudiosos y expertos militares se reunió para realizar una simulación de cómo China podría invadir Taiwán, y su consenso arrojó una imagen muy distinta a cómo suele retratarse este posible movimiento militar, uno de los focos de tensión constantes del mapa geopolítico.
La cita se realizó en agosto en la Universidad de Syracuse, localizada en el estado de Nueva York. Allí se encontraron 25 especialistas, entre los que destacaban académicos, analistas políticos, y oficiales estadounidenses dentro y fuera del servicio activo en instituciones como el Departamento de Estado, el Departamento de Defensa, la CIA y la Oficina del Gabinete de Reino Unido. Su propósito: ponerse en la mente de los estrategas de Pekín para imaginar su asalto a Taipei.

Cómo podría ser una invasión de China a Taiwán
El primer consenso al que arribaron los especialistas en la Universidad de Syracuse fue darle más peso a opciones que equilibran el poderío militar con la disuasión política, en lugar de analizar solamente el músculo militar con el que cuenta China para asaltar la isla de 35.000 kilómetros cuadrados de superficie, localizada a 200 kilómetros de la costa continental.
En general, las consideraciones acerca de una posible invasión de China a Taiwán analizan los posibles mecanismos de despliegue castrense; ya sea un ataque anfibio, aerotransportado o una combinación de ambas, se suele proyectar un escenario de guerra convencional que China alimenta con su rearme, pero que podría no ser el camino que acaben tomando para anexar el territorio que considera propio.

El ejercicio en la Universidad de Syracuse consideró que esto es un sesgo típico de los analistas estadounidenses, que imaginan el combate en el que Washington D.C. se siente más “cómodo”. Taiwán lleva años preparándose para una invasión convencional de China, que también es barajada como un escenario donde la comunidad internacional tendría un mandato para intervenir.
Pero el juego de guerra planteado por los especialistas se adentró en un terreno desconocido cuando contemplaron la posibilidad de que China tome acciones calibradas de una manera que no necesariamente habiliten una respuesta externa. Para argumentar esto, señalaron que un repentino ataque a las fuerzas estadounidenses en la región es un movimiento que el estudio de la historia -casos como Pearl Harbor- desalientan, y que incluso no tienen por qué ser necesarios para lograr el objetivo chino. Por eso, exhortaron a pensar en respuestas para otro tipo de operativos.
Entre ellos, señalan la posibilidad de que China realice bombardeos quirúrgicos sobre infraestructura militar taiwanesa, a la vez que ofrece a los residentes la posibilidad de una rendición con términos: mantenimiento de las instituciones democráticas, mínima injerencia del continente, incentivos económicos, etcétera.

Un enfoque de este tipo, consideran los analistas, no implicaría necesariamente una intervención automática de Estados Unidos, y hasta abriría la puerta a que China procese el movimiento como un asunto civil de su nación. Taiwán, sin poder contar así con su mayor aliado militar, tendría una presión inmensa para ceder a los requerimientos de Pekín.
El debate llevó a los especialistas a delinear otros dos escenarios posibles: un escalamiento gradual del conflicto que no incluya el ataque a tropas estadounidenses y, por último, un asalto destinado a debilitar la presencia norteamericana en la isla y presentar a Taiwán una nueva realidad de aislamiento que la conmine a negociar.
Las conclusiones del juego de guerra sugieren la necesidad de armar a Taiwán ante otro tipo de escenarios, por fuera de la invasión convencional. Un operativo de ataque sobre su infraestructura militar, bloqueo y presión diplomática obliga a Taipei a preparar psicológicamente a su población, además de reforzar su unidad política y sus puntos estratégicos. Otro factor que señalan para fomentar la disuasión sobre China es una mayor claridad estadounidense acerca del tipo de acciones que dispararían su auxilio militar, una zona gris con la que los estrategas chinos especulan en sus planes de incorporar a Taiwán.
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