China avanza en una de las mayores expansiones de reservas de petróleo de su historia, con la construcción de 11 nuevos complejos de almacenamiento que sumarán 169 millones de barriles de capacidad entre 2025 y 2026, según un análisis de Reuters. El objetivo de Pekín es reforzar su seguridad energética en un contexto de tensiones geopolíticas crecientes y reordenamiento del mercado global de crudo.

Los nuevos sitios —gestionados por Sinopec y CNOOC— permitirán cubrir hasta dos semanas de importaciones netas y elevarán las existencias nacionales por encima de los 799 millones de barriles, un aumento de más de 100 millones respecto al nivel de 2023. Con esta expansión, China busca acercarse al estándar de la Agencia Internacional de Energía, que recomienda reservas equivalentes a 90 días de consumo, aunque Pekín planea eventualmente duplicar esa cifra hasta alcanzar una cobertura de seis meses de importaciones (unos 2.000 millones de barriles).

La urgencia del “stockpiling”: crudo barato y tensiones globales

El impulso responde a tres factores clave: la volatilidad de los flujos energéticos tras la guerra en Ucrania, el temor a sanciones o bloqueos futuros y los precios por debajo de USD 70 el barril, que han permitido a China aprovechar el excedente global para llenar sus depósitos. De hecho, el país ha estado acumulando cerca de 530.000 barriles diarios en 2025, según S&P Global Commodity Insights.

El logo de la estatal petrolera venezolana PDVSA se observa en la sede de PDVSA, en Caracas, Venezuela, el 14 de mayo de 2025. REUTERS/Leonardo Fernández Viloria

En ese marco, el petróleo venezolano se ha convertido en una pieza estratégica para alimentar esta política de acopio. Según datos de Reuters, el 84% de las exportaciones de Venezuela en septiembre —1,09 millones de barriles diarios, su máximo desde 2020— se dirigieron directa o indirectamente a China, en su mayoría a través de intermediarios que sortearon las sanciones de EE. UU.

El barril venezolano: descuento, mezcla y oportunidad

El atractivo de Venezuela para China radica en su crudo pesado con alto descuento, ideal para mezclar con diluyentes rusos y chinos en refinerías adaptadas a procesar materias primas complejas. PDVSA ha incrementado desde agosto el drenaje de inventarios acumulados y la importación de naftas pesadas y crudos livianos —en gran parte provenientes de Rusia— para sostener su producción, que alcanzó 1,1 millones de barriles diarios, su nivel más alto en seis años.

Para Pekín, este flujo energético cumple una doble función: asegurar suministro estable a bajo costo y absorber parte del excedente global que presiona los precios internacionales. Además, la integración de crudos venezolanos en su reserva nacional diluye el riesgo de dependencia de Medio Oriente y refuerza la cooperación energética con socios fuera del sistema occidental.

La nueva arquitectura de reservas chinas

China ha difuminado las fronteras entre reservas comerciales y estratégicas. Desde 2024, una ley unificó ambos sistemas bajo la supervisión de la Administración Nacional de Alimentos y Reservas Estratégicas, que ahora coordina tanto los depósitos del Estado como los administrados por empresas públicas. Esto otorga mayor flexibilidad para rotar existencias, estabilizar precios internos y responder a interrupciones del suministro.

El avance de las reservas estratégicas chinas y la absorción de crudo con descuento desde Venezuela y Rusia reflejan una reconfiguración del orden energético global: mientras Occidente busca diversificar su dependencia, Pekín consolida una red de suministros resiliente y políticamente alineada con sus intereses geoeconómicos.

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Redacción
Equipo de redacción de Escenario Mundial. Contacto: info@escenariointernacional.com

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