Estados Unidos abrió una investigación contra PIX, el sistema de pagos instantáneos creado por el Banco Central de Brasil, bajo el argumento de que estaría afectando a compañías estadounidenses como Visa y Apple. El caso escaló al plano diplomático y podría tener un impacto en la relación entre el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y su par estadounidense, Donald Trump.

PIX, lanzado en el año 2020, se consolidó como el principal medio de pago en Brasil: más del 80 % de la población lo utiliza y concentra cerca de la mitad de las transacciones financieras del país. Su funcionamiento rápido, gratuito y accesible lo convirtió en una herramienta de inclusión financiera, pero también en un competidor directo de tarjetas y plataformas privadas de pago.
En Washington sostienen que el diseño estatal de PIX favorece al mercado interno brasileño y limita las oportunidades de empresas extranjeras. El Departamento de Comercio de EE. UU. investiga si la plataforma constituye una práctica desleal de competencia. En el Senado brasileño, sin embargo, funcionarios y legisladores defendieron el sistema, afirmando que no discrimina a actores internacionales y que, por el contrario, amplió el acceso de pequeños comercios y consumidores al sistema financiero.

Pero lo cierto es que este debate ya se trasladó al terreno político. Trump, en declaraciones posteriores a la Asamblea General de la ONU en Nueva York, dijo haber tenido “una excelente química” con Lula durante un breve encuentro. Sin embargo, el canciller brasileño Mauro Vieira advirtió que cualquier eventual reunión bilateral “no incluirá discusiones sobre la soberanía brasileña ni sobre decisiones del Poder Judicial”, en referencia implícita a la situación del expresidente Jair Bolsonaro.
De cara a las elecciones 2026, Lula busca tratar los aranceles impuestos por Trump
Por otra parte, ambos gobiernos están en negociaciones para un posible encuentro entre Trump y Lula da Silva, confirmaron a CNN, un funcionario de la Casa Blanca y la Presidencia de Brasil, sin dar detalles sobre el proceso. Además, explicaron que Lula está abierto a tratar los aranceles impuestos por la administración Trump sobre los productos brasileños, algunos con tasas de hasta un 50%.

Las expectativas sobre esta eventual reunión presencial se centran en la posibilidad de eliminar trabas comerciales relevantes para Brasil. No obstante, las autoridades brasileñas insisten en que la discusión no incluirá temas judiciales ni de soberanía, en línea con el principio expresado ante el Congreso.
Esto se da un contexto político doméstico incierto para Brasil, donde la carrera hacia las elecciones presidenciales de 2026 ya comenzó. Los movimientos de Lula generan inquietud tanto dentro del oficialismo como en la oposición encabezada por el bolsonarismo, con Bolsonaro condenado y sin posibilidad de competir.
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