La presión de Estados Unidos sobre Venezuela parece aumentar mientras se reporta que sectores cercanos a Donald Trump evalúan operaciones militares sobre el país latinoamericano. En paralelo, Nicolás Maduro decretó el estado de conmoción externa, anticipándose a una posible acción armada.
Enmarcar al líder chavista como jefe de un cartel de drogas le permite a Estados Unidos proyectar ataques con este justificativo, según autorizó Donald Trump en una orden aún secreta que fue firmada en julio. Este nuevo enfoque fue lo que llevó al Pentágono a aumentar su flota de embarcaciones y submarinos en el Caribe, hasta acumular más de 6500 efectivos cerca de las costas venezolanas.

Desde entonces, la tensión entre los dos países no deja de aumentar. Estados Unidos destruyó dos embarcaciones, supuestamente vinculadas al narcotráfico, en las proximidades de Venezuela. Aunque se reportó la muerte de al menos 17 personas de esa nacionalidad, sus identidades no fueron reveladas. En respuesta, el régimen de Caracas envió aviones a sobrevolar la flota norteamericana y rearmó su milicia de voluntarios, sumando, según la propaganda chavista, más de ocho millones de efectivos.
Estados Unidos podría aumentar la presión sobre Venezuela
Un reporte del New York Times asevera que distintos funcionarios cercanos a Donald Trump están empujando una operación militar para lograr la caída de Maduro.
Los esfuerzos estarían encabezados por el secretario de Estado, Marco Rubio, un ferviente crítico del chavismo quien en repetidas ocasiones señaló a Maduro como un “fugitivo de la justicia estadounidense” y el jefe de “una organización terrorista y del crimen organizado que se ha apoderado de un país”. Según la fuente periodística, el aumento en el nivel de hostilidades cuenta con el apoyo del director de la CIA, John Ratcliffe, y el asesor de Seguridad Nacional Stephen Miller.

Sin embargo, las acciones a futuro podrían pasar a ser ataques en suelo venezolano contra sitios y personas que Estados Unidos considere vinculadas al narcotráfico. Esta sería la opción que Donald Trump tiene en su mesa y, por el momento, elige no utilizar.
En tanto, el portavoz adjunto del Departamento de Estado, Tommy Pigott, señaló la voluntad de llevar a Maduro a Estados Unidos vivo para juzgarlo; “Maduro no es el dirigente legítimo de Venezuela; es un prófugo de la justicia estadounidense que socava la seguridad regional y envenena a los estadounidenses, y queremos que comparezca ante la justicia”.
Maduro pone a Venezuela en estado de conmoción externa
En medio de la escalada entre Estados Unidos y Venezuela, Nicolás Maduro firmó un decreto de conmoción externa que suspende temporalmente las garantías constitucionales en el país. La medida, anunciada por la vicepresidenta Delcy Rodríguez el 29 de septiembre, también otorga poderes especiales al mandatario en defensa y seguridad frente al despliegue naval estadounidense en el Caribe. Caracas sostiene que la operación, presentada por Washington como un esfuerzo antidrogas, en realidad busca propiciar un cambio de régimen, lo que elevó ostensiblemente la tensión bilateral a niveles inéditos en los últimos meses.

La vicepresidenta Rodríguez explicó que el decreto de conmoción externa faculta a Maduro para actuar con amplias prerrogativas en materia de defensa y seguridad. Según el Gobierno venezolano, esta decisión busca anticiparse a un escenario de agresión militar por parte de EE.UU., cuyo despliegue incluye ocho barcos y un submarino en aguas cercanas al Caribe. Washington sostiene que la operación tiene como objetivo combatir el narcotráfico, mientras Caracas la denuncia como parte de un plan de desestabilización.
Te puede interesar: China critica el despliegue militar de Estados Unidos en Venezuela y reafirma la libertad de navegación












