El Pentágono dio un nuevo paso en la carrera global de drones, al anunciar que el CENTCOM (Comando Central de EE.UU.) desplegará una fuerza especial en el Medio Oriente con el objetivo de acelerar la entrega de sistemas armados a sus tropas. La medida busca contrarrestar el avance de Irán y otros adversarios que han demostrado cómo los drones de bajo costo pueden cambiar el equilibrio en el campo de batalla.
Una carrera tecnológica marcada por la urgencia
La creación de la Rapid Employment Joint Task Force, anunciada por el CENTCOM, refleja un giro estratégico en Washington que busca reducir al mínimo los plazos burocráticos y acelerar el ritmo de innovación militar. La nueva unidad tiene el mandato de entregar sistemas armados y de vigilancia con “credibilidad de combate” a las tropas en un plazo de 60 días, un objetivo ambicioso que marca un cambio respecto a la lentitud habitual del Pentágono en la adquisición de nuevas tecnologías.

En este contexto, el Pentágono entiende que ya no basta con reaccionar a cada ataque desplegando aviones de combate de alto costo, una estrategia financieramente insostenible frente a enjambres de drones de bajo valor. El desafío ahora es adelantarse a sus adversarios, generando un ecosistema tecnológico capaz de combinar drones ofensivos, defensivos y de reconocimiento, integrados en todos los niveles de la fuerza militar. Se trata de un cambio doctrinal que no solo busca asegurar la superioridad frente a Irán. Sino también sentar las bases de cómo EE.UU. enfrentará la competencia estratégica con Rusia y China en los próximos años.
Lo que el Pentágono puede aprender de Ucrania
La experiencia ucraniana desde 2022 ofrece indicios claros para el Pentágono en su carrera por dominar el campo de los drones. Bajo la presión de una guerra existencial, Kiev transformó radicalmente su sistema de adquisiciones militares. En apenas tres años, Ucrania descentralizó la compra de tecnologías, permitió que unidades de combate adquirieran directamente sistemas no tradicionales, y externalizó la investigación inicial al sector privado. El resultado fue la creación de un ecosistema ágil, competitivo y mucho más dinámico que el de las estructuras tradicionales de defensa.

Para el CENTCOM y los decisores estadounidenses no basta con acelerar plazos, es necesario reestructurar la relación entre el ejército y la industria. En Ucrania, los requerimientos no se definen en despachos ministeriales, sino directamente desde las trincheras. En estas últimas, los soldados transmiten sus necesidades a ingenieros mediante canales digitales, hackatones o pruebas de campo. Esa retroalimentación constante permitió un ciclo de innovación mucho más veloz, reduciendo el tiempo de desarrollo de 11 años a apenas 18 meses, o incluso seis meses en el caso de drones desechables.
Para el Pentágono, que aún arrastra procesos rígidos y burocráticos heredados de la Guerra Fría, este enfoque representa un modelo de cómo enfrentar a adversarios como Irán, Rusia o China, que producen millones de drones baratos cada año.
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