El gobierno de México presentó un plan para elevar los aranceles a los autos de China hasta un 50%, en línea con las presiones de EE.UU. para contener la expansión comercial de Pekín en América del Norte. La medida, impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum y respaldada por su mayoría en el Congreso, busca proteger empleos en sectores estratégicos como el automotriz, el acero y el textil, al tiempo que responde a las advertencias de Washington sobre el riesgo de que México se convierta en una puerta trasera para las exportaciones chinas hacia el mercado estadounidense.
La estrategia arancelaria del gobierno mexicano
El plan de México contempla un aumento de los aranceles de hasta el 50% a importaciones de autos y otros bienes procedentes de China, que actualmente representan el 8,6% de las compras externas del país, equivalentes a unos 52.000 millones de dólares. La propuesta, parte del denominado “Plan México”, combina medidas proteccionistas con inversiones en parques industriales y proyectos de manufactura, con el doble objetivo de reducir la dependencia de las cadenas de suministro asiáticas y fortalecer la industria nacional.

La iniciativa también refleja la creciente influencia de EE.UU. en la definición de la política económica mexicana. El presidente Donald Trump ha advertido que impondría aranceles de hasta el 250% a vehículos fabricados por automotrices chinas en el norte de México si se convierten en una vía para eludir las reglas del T-MEC. Ante este escenario, Sheinbaum busca anticiparse y alinear su política comercial con Washington, reforzando la posición de México en la revisión del acuerdo prevista para 2026 y enviando una señal clara de compromiso con la integración norteamericana frente a la expansión china.
China promete medidas frente a la política arancelaria mexicana
La respuesta de China a la decisión de México de elevar los aranceles a los autos y otros productos chinos hasta un 50% no se hizo esperar. El Ministerio de Asuntos Exteriores y el Ministerio de Comercio de Pekín calificaron la medida de discriminatoria y fruto de la presión de EE.UU., instando al gobierno de Claudia Sheinbaum a actuar con cautela y evitar decisiones que perjudiquen la cooperación bilateral. Portavoces oficiales advirtieron que, de concretarse, la decisión afectaría la confianza empresarial y la estabilidad del entorno de negocios en México, amenazando con tomar las medidas necesarias para defender sus intereses.

China subrayó que tanto México como Pekín son actores clave del Sur Global y mantienen una relación comercial creciente: en 2024, el comercio bilateral alcanzó más de 109.000 millones de dólares, con las exportaciones chinas representando la mayor parte. Voces de la Cámara de Comercio de China señalaron que la industria mexicana aún depende de componentes y tecnología chinos, especialmente en sectores como los vehículos eléctricos y de nueva energía. Por eso, la imposición de nuevos aranceles no solo repercutiría en las exportaciones chinas, sino también en la propia capacidad productiva mexicana.
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