China intensifica su presencia en el Indo-Pacífico con el avance del portaaviones Fujian, cuyo despliegue – según se informa- tendría como rumbo final el sur antes de llegar a su puerto. El Fujian, el tercer buque de este tipo de la Armada del Ejército Popular de Liberación (PLAN), se encuentra en la etapa final de ensayos, mientras Pekín busca consolidar su narrativa estratégica basada en la “guerra informatizada”.

De diseño nacional, el Fujian destaca por su desplazamiento de 80 000 toneladas y su integración de tecnología avanzada: tres catapultas electromagnéticas (CATOBAR), permitiendo lanzar aeronaves más pesadas y versátiles, como cazas J-15B, aviones de alerta temprana KJ-600 y plataformas de guerra electrónica. Estas capacidades superan ampliamente a sus portaviones predecesores, el Liaoning y el Shandong, al ofrecer una mayor flexibilidad operativa y un aire de modernización comparado incluso con estándares occidentales.
Más allá de su potencia física, el Fujian desempeña un rol clave dentro de la estrategia de “guerra informatizada” de China. Este enfoque estratégico privilegia la integración de sistemas multidominio —comando, control, comunicaciones, ciber y dominio aéreo— posicionando al portaaviones como un nodo central para proyectar poder más allá de su capacidad convencional de combate.
Desde su botadura en junio de 2022, el Fujian completó al menos ocho pruebas de navegación en alta mar, incluyendo ensayos de lanzamiento y recuperación de aeronaves desde catapultas electromagnéticas. Se espera su incorporación oficial al servicio activo en las próximas semanas, posiblemente con motivo del 80.º aniversario de la victoria sobre Japón, lo que reforzaría simbólicamente la consolidación de su estatus naval.
El despliegue del portaaviones por parte de China se da en un contexto de alta tensión
El despliegue del Fujian, además, ocurre en un contexto de creciente rivalidad estratégica: recientemente, China movilizó simultáneamente sus dos portaviones operativos más antiguos a ejercicios en el Pacífico, una maniobra inédita que generó alarma en Taiwán y Japón, y alimentó el fortalecimiento de alianzas como AUKUS y Quad.

La entrada en servicio del Fujian marcará otro hito en la transición de China hacia una marina de alcance profundo y capacidad sostenida. Mientras tanto, EE.UU. responde reforzando sus fuerzas en la región, como con el despliegue del portaaviones anfibio USS Tripoli en Japón, una medida de contención ante el ascenso naval de Beijing.
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