En el contexto actual de crecientes tensiones en el Indo-Pacífico, la reciente activación marítima conjunta entre Filipinas e India —realizada a comienzos de agosto de 2025 en la zona económica exclusiva filipina— no puede leerse como un simple ejercicio. Se trata de un movimiento con profundas implicancias políticas, tanto para el equilibrio regional como para la arquitectura de seguridad emergente en Asia.
Los protagonistas: despliegue simbólico y operacional
Durante la operación, Manila desplegó sus fragatas BRP Jose Rizal y BRP Miguel Malvar, acompañadas por aeronaves de patrullaje marítimo, mientras que Nueva Delhi envió una flotilla de importancia simbólica y operativa: el destructor guiado INS Delhi, el buque logístico INS Shakti y la corbeta stealth INS Kiltan. Las maniobras incluyeron simulacros de guerra antisubmarina, comunicaciones tácticas, escoltas navales, operaciones de reabastecimiento en el mar y ejercicios de defensa aérea. Estas acciones adquieren otra dimensión al contextualizarse dentro del mapa regional. En efecto, Filipinas ha adoptado una diplomacia más activa bajo la presidencia de Ferdinand Marcos Jr. una estrategia de “multilateralización defensiva” frente al expansionismo chino en el Mar del Sur de China. En este marco, Manila ha intensificado patrullajes conjuntos con Estados Unidos, Japón, Australia y, más recientemente, India. Esta última ha sido incluida en el círculo de actores que comparten una visión de libertad de navegación, respeto al derecho internacional y contención de la coerción marítima.

La visión de Nueva Delhi: proyección naval y doctrina SAGAR
Desde la perspectiva india, este despliegue forma parte de su política de afirmación marítima en el Indo-Pacífico. India no solo busca garantizar la seguridad de sus líneas de comunicación marítima —esenciales para el comercio y la energía— sino también posicionarse como un proveedor neto de estabilidad en un entorno estratégico donde la hegemonía china es cada vez más explícita.
La doctrina SAGAR (“Security and Growth for All in the Region”), impulsada por el primer ministro Narendra Modi, ha elevado el perfil naval de India, con énfasis en cooperación con países de ASEAN como Filipinas, Vietnam o Indonesia. Esta aproximación está en consonancia con la estrategia india “Ensuring Secure Seas” (2015), que expandió el foco geográfico de interés indio desde el océano Índico hacia el Estrecho de Malaca y más allá. La presencia de buques indios en ejercicios en el Mar del Sur de China constituye, por tanto, un acto de visibilidad frente al llamado “dilema de Malaca” y la amenaza de un eventual bloqueo chino sobre las principales rutas del comercio asiático.
La India desde inicios de siglo cuenta con una actividad militar proactiva centrada en asegurar sus líneas comerciales y energéticas. En un contexto en el cual la India requiere de la importación de energías para sostener su crecimiento y donde las fuentes energéticas más cercanas se encuentran rodeadas de conflictos (Cuerno de África) o bajo una presión crítica por parte de la República Popular China. De igual forma, la presión china que se ejerce con la infraestructura que forma parte del “Collar de Perlas” (que rodea a la India mediante su presencia en Pakistán, Sri Lanka y Myanmar) es también una motivación para la India a querer ejercer medidas de contrapeso en la zona que China considera como suya.

Filipinas: alianzas sin subordinación
Para Filipinas, la cooperación naval con India no solo refuerza su capacidad de disuasión, sino que también diversifica su red de alianzas sin comprometer su soberanía. A diferencia de la histórica dependencia de Washington, el acercamiento a potencias como India permite a Manila construir márgenes de autonomía relativa dentro del marco del derecho internacional. En un contexto donde Estados Unidos relegó recursos en Asia a raíz del conflicto de Medio Oriente y donde los choques marítimos se dan cada vez con mayor recurrencia, Filipinas debe maximizar el multilateralismo para reforzar su postura. Este posicionamiento cobra especial relevancia en la defensa del fallo arbitral de La Haya de 2016, que invalidó las reclamaciones chinas sobre la controvertida “línea de los nueve trazos”.
El factor de riesgo: la mirada china y la posibilidad de escalada
No obstante, este tipo de maniobras no está exento de riesgos. China observa con recelo la articulación de alianzas informales o “minilaterales” en su periferia marítima. Si bien no hubo incidentes durante las operaciones Indo-Filipinas, sí se registró presencia de buques chinos en las cercanías, enviando una señal de vigilancia constante. La escalada inadvertida es siempre un riesgo en aguas disputadas, donde el nacionalismo y la percepción estratégica tienen el mismo peso que el poder militar.
Sin embargo, la apuesta de India y Filipinas parece orientada a sostener un equilibrio sin caer en la provocación directa. Es una estrategia de “disuasión prudente”: demostrar presencia, reforzar alianzas, ampliar capacidades, pero siempre bajo el paraguas normativo de la CONVEMAR y con apego a la institucionalidad regional, especialmente a través de la ASEAN.

La reciente firma de una Asociación Estratégica entre ambos gobiernos refuerza esa lógica de cooperación sin dependencia y basada en el derecho internacional, legitimando el reclamo filipino ante la negativa china a reconocerlo a pesar del fallo de la UNCLOS en el año 2016. Por otro lado, Filipinas posee una relación aceptable con China y con lazos económicos que llevan a que Manila se conduzca con prudencia por el costo que implicaría un perjuicio en las relaciones comerciales.
Conclusión: una señal de reacomodamiento estructural
Así, el ejercicio naval de agosto no solo fue un hecho puntual, sino un síntoma que habla de las tensiones crecientes en el sudeste y la participación de potencias regionales y extrarregionales y los desafíos que se presentan para mantener la estabilidad y limitar la dominancia de actores hegemónicos.
En ese tablero, los océanos ya no son espacios vacíos: son teatros activos de influencia, y los ejercicios navales, sus actos diplomáticos en movimiento. Cada movimiento y cada ejercicio es un mensaje en un contexto determinado y con consecuencias. Hace menos de 24 hs se registró un nuevo incidente entre un Guardacostas filipino y dos navíos chinos (uno de la Armada y otro de la Guardia Costera) donde los navíos chinos sufrieron una colisión severa en medio de maniobras para correr a los guardacostas filipinos dentro del territorio en disputa. Por lo que es importante entender que al ser una cuestión dinámica y constante, es importante estar pendiente de la evolución para comprender el porqué de los hechos.
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