El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, firmó una ley que formaliza la suspensión de la participación del país en la Convención sobre la Prohibición de Minas Antipersonal, también conocida como el Tratado de Ottawa. La medida, aprobada por el Parlamento ucraniano el 15 de julio, marca un giro en la postura de Kiev en medio del conflicto con Rusia, y suscitó preocupación en organismos internacionales por sus posibles implicaciones para la población civil.

“Sin demora, firmé el documento que suspende las obligaciones de Ucrania bajo la Convención de Ottawa”, anunció Zelenski a través de Telegram. La decisión sigue a una instrucción previa del Ejecutivo al legislativo para que tomara medidas inmediatas que garantizaran la salida unilateral del acuerdo, ratificado por Ucrania en 2005 tras haberlo firmado en 1999.
El Tratado de Ottawa, que entró en vigor en 1999 con el respaldo de 164 países, prohíbe el uso, producción, almacenamiento y transferencia de minas antipersonal. La medida ucraniana se produce en el contexto de una guerra de desgaste en la que el uso de este tipo de armamento cobró creciente relevancia militar. De hecho, informes de organizaciones como Human Rights Watch denunciaron previamente el uso de minas antipersonal por parte de fuerzas ucranianas, particularmente en zonas de combate del este del país.

Otros países europeos se sumaron a la decisión de Ucrania
Cabe destacar que Ucrania no es el único país que tomó distancia del tratado recientemente. En los últimos meses, Estados bálticos como Letonia, Lituania y Estonia, así como Polonia y Finlandia, también anunciaron su intención de revisar o abandonar su adhesión al acuerdo, citando la necesidad de adaptar su doctrina militar a una posible escalada regional del conflicto con Rusia.
La suspensión de la participación ucraniana representa un retroceso en los compromisos multilaterales para la protección de civiles en conflictos armados. A pesar de los desafíos que impone la guerra, analistas advierten que este tipo de decisiones puede sentar precedentes peligrosos y debilitar los marcos internacionales que buscan limitar el sufrimiento humano en tiempos de guerra.
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