Con el inicio de una nueva campaña pesquera en las Islas Malvinas, la flota gallega vuelve a operar en aguas disputadas bajo licencias emitidas por el gobierno británico local, pese al persistente reclamo de soberanía por parte de Argentina. El retorno de los buques se produce en un contexto de incertidumbre científica respecto al estado del recurso calamar, clave para la economía isleña y para los exportadores españoles, especialmente los vinculados al puerto de Vigo.
Temporada incierta y presión internacional
A pesar de que la última temporada se vio interrumpida de forma anticipada, y con una caída del 21% en los niveles de captura, la flota gallega —conformada por 16 buques y cerca de 1.000 tripulantes— decidió reiniciar operaciones en la zona. La campaña actual se perfila como clave, tanto por la presión comercial del mercado asiático como por la necesidad de recuperar volúmenes tras el fracaso anterior. La ausencia de una autoridad regional de control, como una OROP, contribuye a mantener esta actividad fuera del marco regulatorio internacional, beneficiando a operadores europeos.

La gran incógnita, sin embargo, continúa siendo la biomasa. Científicos advierten que el colapso en las migraciones del calamar podría estar vinculado al aumento de la temperatura del océano y a prácticas extractivas como los bombardeos sísmicos en la plataforma argentina. Sin estudios concluyentes, la campaña actual será clave para obtener nuevos datos, con el buque Prión y otras embarcaciones realizando las primeras prospecciones.
Una actividad en la mira del conflicto soberano
Según denunció la Cámara de Armadores de Poteros Argentinos (CAPA), España reconoció ante consultas diplomáticas que parte de su flota opera en aguas del Atlántico Sur sin un sistema de supervisión regional efectivo ni medidas activas de conservación. En abril de 2025, CAPA reiteró que esta situación alienta la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), especialmente en zonas bajo administración británica que no son reconocidas por Argentina. Esta operatoria también permitiría a empresas españolas aprovechar beneficios fiscales y exportar recursos sin control estatal argentino ni cumplimiento ambiental riguroso.
El calamar constituye el 90% de las exportaciones pesqueras de las Islas Malvinas, con destino principal en la Unión Europea. Esto convierte al recurso en un eje geoeconómico de tensión entre actores como el Reino Unido, España, la UE, China y Argentina. La falta de mecanismos multilaterales de control permite que la flota europea mantenga su presencia en la región, reforzando un esquema que combina intereses comerciales, beneficios fiscales y disputas de soberanía.
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La “Madre Patria” España tan apegada a sus hijas…. Ya en la Guerra de Malvinas había dicho que Malvinas y el Peñón “eran problemas distintos y distante” y desde hace ya años manda sus flotas a depredar nuestro mar…. Y el “gobierno” nada hace en pos del “pragmatismo”….