La creciente tensión entre Estados Unidos, Irán y Rusia alcanzó un nuevo punto álgido tras las declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump, quien advirtió sobre la posibilidad de utilizar “las armas más letales jamás construidas” si se confirma una supuesta entrega de ojivas nucleares por parte de Rusia a Irán.
El incidente se produce tras los ataques del fin de semana, cuando las fuerzas armadas de Estados Unidos lanzaron una ofensiva contra tres instalaciones nucleares iraníes, en el marco de la Operación Martillo de Medianoche. Esta acción fue fuertemente criticada por Moscú. Medvédev, a través de un mensaje difundido en redes sociales, afirmó que varios países estarían “listos para suministrar directamente a Irán sus propias ojivas nucleares”, lo que generó una inmediata respuesta por parte de Trump.
Declaraciones cruzadas y riesgos de proliferación
El mandatario estadounidense reaccionó en su plataforma Truth Social, preguntando si efectivamente Medvédev había mencionado la posibilidad de entregar armas nucleares a Irán. “¿De verdad dijo eso o es solo producto de mi imaginación?”, escribió Trump, pidiendo confirmación inmediata sobre las declaraciones del líder ruso.
En un intento de matizar sus comentarios, Medvédev aclaró que Rusia no tiene intenciones de suministrar armas nucleares a Irán, citando sus compromisos con el Tratado de No Proliferación Nuclear. No obstante, deslizó que otros países podrían tomar esa decisión, y reiteró que ese era el sentido de su mensaje original. También apuntó que no corresponde iniciar una disputa entre él y Trump sobre quién posee el mayor arsenal nuclear, insinuando la peligrosidad de esa competencia retórica.
La demostración de fuerza estadounidense
En paralelo a las declaraciones, Trump confirmó públicamente el uso de un submarino con misiles guiados durante la ofensiva contra Irán, destacando que 30 misiles Tomahawk fueron lanzados con éxito contra los objetivos designados.
El mandatario se refirió a estas armas como “las más poderosas y letales jamás construidas”, en un contexto en el que su retórica refuerza la posición de Estados Unidos como actor dispuesto a responder con contundencia ante cualquier amenaza de proliferación nuclear.
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