Previo a una nueva reunión de la OTAN, el presidente estadounidense, Donald Trump, declaró en su red social Truth que China podrá comprar petróleo de Irán, luego de meses enteros imponiendo sanciones a las refinerías de Pekín por acceder a ese mercado. “China ahora puede seguir comprando petróleo de Irán. Con suerte, también comprarán mucho a Estados Unidos. Fue un gran honor para mí hacer que esto sucediera”, enfatizó el mandatario.

La declaración, ampliamente sorpresiva, llega tras días de tensión en Medio Oriente y luego de que Trump confirmara que había mediado un alto el fuego entre Israel e Irán. En este contexto, se considera que el giro en la política energética estadounidense abre nuevos interrogantes sobre la coherencia de la administración y evidencia la volatilidad de las decisiones,
Contexto de la decisión
Washington comenzó a sancionar varias refinerías chinas el pasado mes de marzo, puntualmente a aquellas manejadas por grupos privados. Según el presidente, esta decisión permitía ejercer presión sobre Teherán mientras “castigaba” a China por ser los principales compradores de crudo iraní.

Estas refinerías privadas chinas, conocidas como teapots, han solido estar ligadas al transporte de ese petróleo iraní. Esto incluyó firmas vinculadas a Sepehr Energy, una entidad comercial ligada al Estado Mayor iraní que fue apuntado por Estados Unidos como “desestabilizante” por ser similar a la denominada “flota fantasma” de petroleros rusos usados para esquivar sanciones y facilitar ventas clandestinas.
No obstante, a pesar de las restricciones, China continúa comprando gran parte de los 1.5 millones de barriles diarios que exporta Teherán, una fuente clave de ingresos para el régimen islámico. Según la Agencia de Información Energética de EE. UU., esas exportaciones se triplicaron en los últimos cuatro años.
Mercados en alerta, señales contradictorias
El anuncio de Trump se produjo mientras los precios del crudo atravesaban fuertes oscilaciones debido a la incertidumbre regional, donde el Brent superó los 80 dólares tras los bombardeos y luego descendió a 68 ante expectativas de desescalada. Pero los comentarios del líder estadounidense también llamaron la atención por ser contradictorios a su propia política de sanciones.
Aunque desde la Casa Blanca, el Departamento del Tesoro y el Departamento de Estado evitaron comentar oficialmente la postura presidencial, la medida fue leída como un alivio indirecto para Irán. Fue interpretada de la misma manera para China, en medio de conversaciones bilaterales para destrabar tensiones comerciales producto de la guerra comercial entre ambas potencias.

La postura de Trump puede interpretarse como una táctica más amplia para reposicionar a Estados Unidos en las negociaciones globales y mostrarse pragmático bajo la mirada internacional. La frase “fue un gran honor lograr esto” resume cierto estilo personalista, incluso al precio de contradecirse.
Por lo pronto, queda por verse si la administración de Trump respaldará formalmente el levantamiento de sanciones, algo que para muchos aún parece poco probable. Puntualmente, porque se considera que Estados Unidos debe “resolver sus dudas” sobre el programa nuclear iraní antes de llevar a cabo un movimiento del estilo.
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