El 21 de junio de 2025, la Armada del Ejército Popular de Liberación de China posicionó dos buques de inteligencia electrónica en el Golfo Pérsico, en el contexto de la Operación Martillo de Medianoche lanzada por Estados Unidos contra instalaciones nucleares iraníes. Esta maniobra confirmó la creciente presencia china en una región crítica, mientras analistas internacionales debatían si Pekín buscaba asistir a Irán o, más probablemente, observar de cerca las tácticas militares estadounidenses.

La estrategia de observación encaja dentro de una tradición histórica de vigilancia militar indirecta practicada por grandes potencias. Durante la Guerra Fría, por ejemplo, Moscú monitoreaba ejercicios navales de la OTAN desde el Atlántico, mientras Washington hacía lo propio cerca del espacio aéreo soviético. Más recientemente, China desplegó buques similares para seguir los ejercicios RIMPAC liderados por Estados Unidos en el Pacífico, replicando este patrón ahora en Medio Oriente.
La recopilación de información sobre el uso de aviones furtivos y sistemas de guerra electrónica estadounidenses constituye una prioridad para la modernización militar china, sobre todo en relación con el seguimiento de tecnologías difíciles de detectar por medios convencionales.
Objetivos estratégicos y capacidades tecnológicas de los buques chinos
La presencia de Pekín en el Golfo Pérsico responde a un interés dual: aprovechar la oportunidad de inteligencia que ofrece la operación estadounidense y afianzar su influencia en una región clave para el abastecimiento energético global. La misión del PLAN (siglas en inglés de la Armada del EPL) parece centrarse en el monitoreo de la actividad de bombarderos B-2 Spirit y el despliegue de armamento de precisión como las GBU-57.

Los buques Tipo 815A representan un salto cualitativo en inteligencia naval: sus sensores pueden detectar emisiones electromagnéticas a gran distancia, clasificar aeronaves y transmitir información a satélites para su análisis en tiempo real. Están diseñados para combinar vigilancia electrónica con capacidades cibernéticas, lo que habilita incluso interferencias activas.
Estas plataformas son esenciales para que China consolide su presencia global en zonas estratégicas como el estrecho de Ormuz, punto de paso obligado para una proporción significativa del petróleo mundial.
La Operación Martillo de Medianoche y la respuesta internacional
La operación estadounidense, lanzada el mismo día que se detectaron los buques chinos, incluyó el ataque simultáneo a tres instalaciones nucleares iraníes con aviones B-2, misiles Tomahawk y un despliegue coordinado de 125 aeronaves. La campaña utilizó señuelos aéreos, bloqueo de radares y técnicas de guerra electrónica que despertaron gran interés en observadores extranjeros.

Rusia, por su parte, ha seguido con atención las implicancias tácticas del ataque, especialmente el uso de armamento antibúnker y medidas de supresión de defensas. La posibilidad de que Moscú y Pekín compartan inteligencia recopilada refuerza las inquietudes de las potencias occidentales, especialmente ante ejercicios conjuntos como el Cinturón de Seguridad Marítima 2025. Países del Golfo y miembros de la OTAN también han reaccionado con cautela al despliegue chino, temiendo una militarización indirecta de la región.
Contramedidas de Estados Unidos y proyecciones geopolíticas
Frente a la presencia de buques de vigilancia extranjeros, el Pentágono implementó múltiples contramedidas para proteger la confidencialidad operativa. Estas incluyeron el uso de comunicaciones encriptadas con salto de frecuencia, maniobras evasivas y el empleo de dragaminas para minimizar riesgos en el estrecho de Ormuz.

En el plano geopolítico, la acción de China en el Golfo Pérsico podría marcar el inicio de una expansión más sistemática de su presencia naval en Medio Oriente, como anticipa un informe reciente del Pentágono. Esto genera nuevas preguntas sobre la estabilidad de la región, el equilibrio de poder y la evolución de alianzas estratégicas.
Para Washington, la necesidad de adaptar sus operaciones a un entorno donde sus movimientos ya no pasan desapercibidos obliga a repensar tanto su despliegue táctico como sus líneas de defensa tecnológica.
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