África subsahariana continuó siendo en 2024 la región con mayor número de países inmersos en conflictos armados a nivel mundial, con un total de 21 Estados enfrentando distintos niveles de violencia, según el último informe del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI). Si bien algunos países experimentaron descensos parciales en la mortalidad vinculada a enfrentamientos, la situación general sigue marcada por una aguda crisis humanitaria, con desplazamientos masivos, inseguridad alimentaria extrema y una infraestructura estatal debilitada.

En 2024, Sudán lideró el ranking mundial de desplazamientos infantiles a causa de la violencia, con millones de menores obligados a abandonar sus hogares. La situación en Darfur del Norte alcanzó niveles críticos, con la declaración oficial de hambruna, producto del colapso de los servicios públicos, el bloqueo de ayuda humanitaria y el recrudecimiento de los combates entre facciones militares rivales.
Aumentan las tasas de mortalidad en Etiopía y Níger mientras RDC enfrenta el retiro de MONUSCO
Aunque algunos países como Burkina Faso, Malí, Somalia y Sudán del Sur reportaron una leve reducción en el número de muertes relacionadas con conflictos armados —del 12 %, 7 %, 35 % y 16 % respectivamente respecto a 2023—, otros escenarios se deterioraron de forma acelerada.
Etiopía registró un alarmante incremento del 152 % en las tasas de mortalidad asociadas a la reanudación de enfrentamientos en el norte del país, mientras que Níger —en un contexto de crisis institucional y enfrentamientos con grupos armados— tuvo un aumento del 48 % en muertes vinculadas al conflicto.Por su parte, la República Democrática del Congo (RDC) siguió enfrentando desafíos estructurales a raíz de la proliferación de más de 100 grupos armados activos.

La retirada de las fuerzas internacionales pone en duda la capacidad del Estado congoleño para garantizar seguridad y asistencia en regiones como Ituri, Kivu del Norte y Kivu del Sur, donde se concentra la violencia más intensa.
El informe del SIPRI subraya que, pese a la disminución de víctimas en ciertos frentes, el saldo regional continúa siendo profundamente negativo. La confluencia entre guerras prolongadas, colapsos institucionales, desplazamientos forzados y emergencias alimentarias configura un panorama estructural de vulnerabilidad y olvido en el África subsahariana.
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