Corea del Norte ha relanzado su segundo destructor naval, apenas tres semanas después de que la nave se hundiera parcialmente durante un fallido intento de lanzamiento. En una ceremonia supervisada por Kim Jong-un en el puerto de Rason, el líder norcoreano declaró que la restauración del buque refleja la determinación del país de fortalecer su poder naval frente a lo que calificó como “hostilidades lideradas por EE.UU.”. Pese a los anuncios oficiales, expertos externos dudan de que el destructor esté en condiciones operativas, tras haber permanecido casi dos semanas bajo el agua y haber sufrido posibles daños en sistemas clave.
Kim Jong-un califica el fallo como acto criminal
El lanzamiento fallido del segundo destructor de Corea del Norte, ocurrido el pasado 21 de mayo en el astillero de Chongjin, reveló severas fallas en la ingeniería naval del país. Durante la ceremonia oficial, el buque de 5.000 toneladas se inclinó de costado tras un colapso estructural en su base, lo que provocó su hundimiento parcial. Imágenes satelitales confirmaron que el casco quedó apoyado sobre un costado y cubierto con lonas azules.

En respuesta al fracaso, al menos cuatro funcionarios del astillero fueron detenidos, incluyendo el ingeniero jefe, el jefe de construcción y un gerente administrativo. Las autoridades norcoreanas identificaron a los detenidos como responsables directos del accidente. La inusual transparencia del régimen respecto al error técnico refleja la gravedad del revés, dado que el destructor había sido anunciado como una pieza clave en la modernización de la armada norcoreana.
Restauración acelerada genera sospechas sobre su capacidad operativa
Apenas tres semanas después del incidente, Corea del Norte organizó una nueva ceremonia para relanzar el destructor restaurado, esta vez en el puerto de Rason, cerca de la frontera con Rusia. Kim Jong-un asistió al evento junto a su hija, y proclamó que la recuperación del buque demostraba la determinación del país para hacer frente a las “hostilidades lideradas por EE.UU.”. El líder norcoreano subió a bordo y aseguró a las tropas que “nada detendrá” el avance del poder naval del país. No obstante, expertos internacionales expresaron serias dudas sobre el estado real del navío, considerando el poco tiempo disponible para reparaciones profundas.

Especialistas regionales señalaron que el buque podría haber sufrido daños irreversibles en sistemas críticos como motores, lanzadores de misiles y componentes electrónicos, tras estar parcialmente sumergido por casi dos semanas. Algunos especulan que el traslado a Rajin podría estar vinculado con asistencia técnica de Rusia. Aunque los medios estatales presentan el relanzamiento como un éxito, la velocidad del proceso y el secretismo sobre el estado real del buque alimentan las sospechas de que la maniobra responde más a objetivos propagandísticos que a logros técnicos tangibles.
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